Declaramos que la libertad de expresión, el flujo amplio y tolerante de ideas y el uso libre de los medios y expresiones de la comunicación social y la cultura de todos los ciudadanos es un derecho inalienable que pertenece a todos por igual.

lunes, 27 de febrero de 2012

La reconciliación nacional

ANDRÉS CANDELARIO 
sociólogo cubano, autor de varios libros
sobre el tema de Cuba, residente en PR.

La revolución cubana, a más de 20 años del colapso de la Unión Soviética (su principal apoyo económico), arropada por una de sus mayores crisis en sus 53 años de existencia, sobreviviendo malamente gracias a los petrodólares venezolanos, los turistas canadienses y las remesas familiares desde el exilio; dirigida por un puñado de generales octogenarios, se nos presenta hoy con una gran vulnerabilidad política, sin soluciones reales a corto plazo.

Un factor positivo que se suma a las circunstancias anteriores es el surgimiento de una incipiente sociedad civil: grupos pro derechos humanos, organizaciones de disidentes y opositores políticos, periodistas independientes, agrupaciones gremiales y profesionales, todas ilegales según la Constitución. Después de los intentos frustrados de los 60 por derrotar la tiranía mediante las armas, actualmente, la gran mayoría de las organizaciones de opositores políticos, han rechazado la violencia como medio de lucha contra la dictadura y han comenzado a tomar las calles para expresar sus demandas a viva voz en medio de represiones y encarcelamientos.

Descartada la violencia como estrategia de lucha para desmontar la dictadura e implantar la democracia en el país, la reconciliación nacional se convierte en un escenario indispensable.

Pero, ¿será posible una verdadera reconciliación nacional después de medio siglo de violaciones crasas a los más elementales derechos humanos? El “Archivo Cuba”, una prestigiosa institución dirigida por la investigadora María Werlau, ha documentado, hasta diciembre de 2008, 8,237 víctimas mortales del castrismo, a saber: 5,782 fusilamientos, asesinatos y desapariciones, 515 muertes en prisión por negligencia médica, suicidios y accidentes, más los 13 prisioneros políticos dejados morir en huelga de hambre, como son los casos más recientes de Orlando Zapata Tamayo en febrero de 2010 y Wilman Villar Mendoza en enero de este año.

Los muertos por intento de salidas se calculan en unos 77,000 y los más de 2 millones de exilados, el éxodo político más grande en la historia de América Latina.

A este doloroso panorama humano, hay que añadir los miles de opositores que a lo largo de estas cinco décadas han purgado largos años en cautiverio, en condiciones infrahumanas, sólo por disentir del oficialismo. A esta herencia de maltratos y sufrimientos hay que sumar el odio de clase sistemáticamente sembrado y cultivado desde la escuela y una política cultural que ha censurado el pensamiento y aherrojado la creatividad con aquel dictamen lanzado por Castro a los intelectuales en el 1961: “Dentro de la revolución todo, fuera de la revolución nada”.

¿Habrá espacio todavía para una verdadera reconciliación en el pueblo cubano después de unas experiencias tan dolorosas y devastadoras? Entre varios ejemplos de reconciliación nacional ocurridos en Europa, África, América Latina y el Caribe, España nos ofrece un modelo interesante de reconciliación nacional que, de alguna manera, podría sugerir pistas a los cubanos para nuestro necesario y difícil proceso de reconciliación.

La guerra civil española en sólo 3 años (de 1936 a 1939), dejó 200,000 muertos entre ambos bandos, más de 50,000 ejecuciones de la represión franquista después de terminada la contienda, además de un alto porcentaje de desaparecidos que no constan en registro alguno. Por otro lado, el final de la guerra generó unos 430,000 exilados, mayormente en Francia, en campos de refugiados y en condiciones de hacinamiento. Otros 42,000 se distribuyeron entre Rusia, Argentina, Cuba, México y Chile.

Como es sabido, el cimiento de la transición española hacia la democracia se llamó reconciliación nacional, y esa democracia cuajó en la medida en que ese fundamento fue capaz de demostrar su solidez a lo largo de los obstáculos que el proceso tuvo que superar, incluyendo un intento de golpe de estado en febrero de 1981.

Para asombro del mundo, las élites parlamentarias españolas, acordaron no instrumentalizar el ayer con fines políticos, ni pedir rendiciones de cuenta por el pasado. Entre el 1976 y el 1978 se liberó a los presos políticos, se legalizó el Partido Comunista, se celebraron elecciones auténticas y se instauró una nueva constitución aprobada por referendo.

Librado Linares García, coordinador del Movimiento Cubano de Reflexión, desde la ciudad de Camajuaní, en la provincia de Villa Clara, le presenta a los grupos de opositores pacíficos un valiente proyecto de trabajo: “Únicamente la reconciliación razonada y no justiciera, aseguraría la creación y consolidación de un nuevo proyecto nacional, así también un desempeño del movimiento pro democracia, que se convierta en un verdadero contrapoder al existente, puede asegurar que el actual régimen no siga viviendo en futuros intentos”.

¿Logrará esta voz encontrar el apoyo necesario en las entrañas de un pueblo aplastado por el miedo y la desesperanza? Ya las organizaciones de opositores pacíficos han comenzado a desmontar ese miedo, lanzados a las calles, desde La Habana hasta Santiago, exigiendo la libertad que necesitan los cubanos para construir el futuro que soñamos desde hace medio siglo, en paz y armonía, como cualquier otro pueblo de este mundo, conscientes que sólo se conseguirá completamente con una reconciliación a fondo del país.

Raúl Castro en el cierre de la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista, celebrada a finales de enero dejó claro que “el sistema socialista es intocable” y puso en manos de la biología, pura y dura, las transformaciones del futuro, en tanto, la cúpula octogenaria, como náufragos del hundimiento comunista, se aferra con las uñas a las tablas del poder.

Mientras, impacientes, las calles del país esperan por la indignación de todo el pueblo.

Contra la Censura en Cuba


Los firmantes 
denunciamos las acciones de censura 
que en el transcurso de los últimos meses 
se han estado llevando a cabo 
contra comunidades y colectivos culturales 
e informativos de la población cubana, 
entre los que se destacan 
los siguientes casos:

- El 25 de noviembre de 2011, en San Antonio de los Baños, es suspendido sin explicaciones y por orden del director municipal de cultura, el Primer Festival Cultural ArtEco: Arte, Ecología y Comunidad ¡Por Amor a la Tierra! Desde hacía un mes estaba siendo organizado por el Colectivo La Rueda –grupo que se autodenomina socialista libertario-, en El Paso del Soldado junto al río Ariguanabo, con los recursos personales de los miembros de esa comunidad y había sido incluido en el plan de actividades de la Dirección Municipal de Cultura. Durante varias semanas las familias confeccionaban los disfraces de los niños para vestirlos de piratas, indios, payasos y gitanas, se memorizaban canciones y poemas para ser recitadas y hasta sus perros y chivos eran adornados. En la mañana del 26, día del festival, dos personas en moto arrancaron las promociones realizadas con tanto esfuerzo por la población. Algunos artistas e instructores de arte que habían participado en ese trabajo, así como dos miembros del Colectivo, fueron citados para intimidarlos e interrogarlos, haciendo hincapié en el significado de las consignas: ¡Apoya a tu Comunidad! ¡Únete al Cambio!


- Después de varios meses de advertencias, amenazas e intimidaciones contra participantes, público y amigos de Estado de Sats, proyecto de divulgación audiovisual por internet, “un espacio público de discusión y debate” [1], es saboteado un encuentro programado para el 10 de febrero de 2012 dedicado a la Poesía y el Jazz. El poeta Hank Lazer y el músico Andrew Raffo, comprometidos a participar en el evento, ambos estadounidenses de visita en Cuba como parte de la celebración de diez años de colaboración entre las universidades de Alabama y de San Gerónimo de La Habana Vieja, no se presentaron al evento. Al cancelar su presentación, Lazer confiesa que había sido disuadido para no asistir con la sugerencia de que “restringiera su estancia en el país a las actividades que tenía programadas” [2]. Horas después, cuando Estado de Sats divulgó la suspensión, cambió su versión en una nueva llamada: el motivo sería una actividad inesperada, una cena que tendría lugar esa noche. Una declaración escrita de Estado de Sats recuerda que diversos artistas y académicos residentes en Cuba, “han realizado giras y visitado múltiples ciudades norteamericanas con toda la libertad de movimiento”.


- Se produce el bloqueo de la dirección electrónica de Observatorio Crítico (observatoriocritico@gmail.com) durante el mes de febrero del presente año. Los mensajes enviados a direcciones del servidor nacional Infomed no son recibidos y son rebotados de vuelta, y han impedido la recepción a direcciones de correo de algunas facultades de la Universidad de La Habana. Varias personas se quejan de haber dejado de recibir los sistemáticos materiales informativos y las convocatorias de Observatorio Crítico.


Tanto Estado de SATS (a lo largo de los últimos meses) como Observatorio Crítico (desde su conocida carta de diciembre de 2009[3]) han alertado repetidamente sobre los intentos y consecuencias de semejantes actos de censura contra el activismo, la información y el debate socioculturales. Considerando estos antecedentes, así como la valiosa y plural labor que espacios como los mencionados -y muchos otros- desarrollan en pos de una nación y ciudadanía más diversa, incluyente y democráticas, los abajo firmantes condenamos enérgicamente estas medidas de censura impuestas por funcionarios y agentes del gobierno. ¿Temen acaso a la autonomía, a la autorganización y a la iniciativa ciudadana? Exigimos que cesen las medidas intimidatorias y las barreras impuestas a proyectos pacíficos que sólo se han propuesto dar voz a la gran diversidad de la población cubana.

A los 27 días de febrero de 2012.


Iván Acosta, dramaturgo y cineasta, New York, Estados Unidos.
Pablo Aguabella Valdivia, actor y empresario, Costa Rica.
Guillermo Marcelo Almeyra Cásares, politólogo, México-Argentino
Dora Amador, periodista, Florida, Estados Unidos.
Marlene Azor Hernández, socióloga, Cuba-México.
Elena Blanco García, venezolana, residente en Wisconsin, Estados Unidos.
Juan Antonio Blanco, analista político, Florida, Estados Unidos.
Rolando Castañeda, economista, Washington D.C., Estados Unidos.
Manuel Castro Rodríguez, professor universitario, Panamá.
Raúl E. Colón Rodríguez, editor, periodista y traductor, Canadá.
Edgar Córdova Jaimes, politólogo, venezolano.
Armando Chaguaceda, Politólogo e historiador, Cuba-México.
Haroldo Dilla Alfonso, Sociólogo, República Dominicana.
Samuel Farber, Professor Emérito de Ciencias Políticas, Nueva York, Estados Unidos.
Blanca I. García, trabajadora social, Florida, Estados Unidos.
Helio J. González, ingeniero de telecomunicaciones, Florida, Estados Unidos.
Vicente R. Gutierrez Santos, economista y analista político, España.
Ariel Hidalgo, maestro, Florida, Estados Unidos.
Antonio Llaca, cirujano, Venezuela.
Pedro Ramón López, empresario, República Dominicana.
Alina López Marín, jubilada, California, Estados Unidos.
Rafael López Ramos, artista visual, Florida, Estados Unidos.
Gerardo Martínez-Solanas, economista y politólogo, Florida, Estados Unidos.
Nelson Méndez, professor universitario, venezolano.
Marta Menor, Florida, Estados Unidos..
Oscar Peña, activista derechos humanos, Florida, Estados Unidos.
Luis Prat, Ingeniero, Estados Unidos.
Ricardo Puerta, sociólogo, Honduras.
Mario Rivadulla, periodista, República Dominicana.
Mary B. Rivadulla, profesora de diseño digital, Puerto Rico.
Gustavo Rodríguez, periodista y comunicador, México.
Pablo Rodríguez Carvajal, comunicador, Florida, Estados Unidos.
Roberto Ruiz, Florida, Estados Unidos.
Carlos Saladrigas, empresario, Florida, Estados Unidos.
Dora María Téllez, ex comandante sandinista, historiadora y dirigente política, nicaragüense
Rafael Uzcategui, sociólogo, venezolano.
Eduardo Zayas-Bazán, Professor emérito y escritor, Florida, Estados Unidos.
Israel Hernández Ceballos, sociólogo y comunicólogo, México.

viernes, 24 de febrero de 2012

PROHIBIDO OLVIDAR





24 de Febrero de 1996
El gobierno cubano derriba 
dos avionetas Cessna 
de la organización 
"Hermanos al Rescate" 
en una acción militar criminal 
sin justificación de ningún tipo 
por tratarse de avionetas civiles 
que en nada constituían peligro 
para el territorio cubano ni sus habitantes.
El resultado de la cobarde acción 
fue el asesinato de los cuatro pilotos.
Hasta hoy, el repudiable crimen 
sigue impune.


El Derribo de Aviones de Hermanos al Rescate fue una acción militar tomada por gobierno de Cuba y ejecutada por la Fuerza Aérea el 24 de febrero de 1996, que consistió en derribar a dos aviones civiles pertenecientes a la organización benéfica Hermanos al Rescate que habían ingresado repetidas veces al espacio aéreo cubano sin autorización, llegando incluso a sobrevolar en forma rasante la ciudad de La Habana. El lugar físico donde fueron derribados los aviones ha sido objeto de controversias. 

Antecedentes:
La organización Hermanos al Rescate se había fundado con el propósito de auxiliar a los emigrantes cubanos que viajaban en balsas hacia Estados Unidos durante el Periodo especial, utilizando avionetas Cessna.









jueves, 23 de febrero de 2012

El PCC contra el país


Por: Eliécer Ávila

Puerto Padre
| 21-02-2012

El Partido Comunista no solo es responsable de la situación de los cubanos, sino también el principal obstáculo para el desarrollo nacional.

La corrupción, la burocracia, el discurso vacío y la mentira constante son los pilares que sustentan el sistema imperante en Cuba; por tanto, sería iluso pensar en eliminar esos males manteniendo el sistema: la única manera de salir de la crisis es eliminando esta especie de socialismo-comunista como única y obligada forma de pensamiento en Cuba.

Llegados a este punto, miles de cubanos que no piensan del mismo modo que el gobierno podrían proponer nuevas formas de hacer —formas que no tendrían que ser las de “antes del 59”—, que estarían mucho más a tono con lo que la mayoría de la gente piensa y desea. Pero no. El gobierno ha dejado claro que no va a hacer lo que la gente quiere, sino lo que al mando le parezca mejor en aras de garantizar su permanencia en el poder.

Cuando se analiza con detenimiento cada rama de la actividad económica y social cubana, se ve, en primer lugar, que todo, absolutamente todo, anda mal. En segundo lugar, que cada actividad es “orientada, guiada y controlada” por el PCC.

Todos los cuadros que dirigen el país son miembros del Partido. Son quienes se equivocan a diario y ocasionan graves problemas a la población, pero también quienes, mientras asuman una posición obediente y sumisa frente el Partido, tendrán la posibilidad de dirigir eternamente, en cualquier ramo, sin que importe su dominio de ninguna materia, y sí el hecho de estar “comprometidos con la revolución”.

Y es que esto de la ideología es lo más engañoso e innecesario que se ha inventado a la hora de gobernar. Resulta evidente: no hace falta aferrarse a una ideología comunista ni a nada que se le parezca para ser un ciudadano ejemplar.

Si se desea ser un buen ciudadano, un excelente dirigente o, incluso, presidir un país, basta con actuar consecuentemente con los valores humanos, poseer una correcta educación, una inteligencia adecuada y, sobre todo, una voluntad sincera para actuar por el bien del pueblo. Dentro de estos sencillos parámetros entra absolutamente todo lo bueno y lo noble.

En los “debates” que pude ver sobre la recién finalizada conferencia del Partido, un alto dirigente expresaba sentirse “profundamente preocupado” por el hecho de que miles de jóvenes cubanos con excelentes condiciones humanas y profesionales no quisieran ingresar en la Juventud Comunista. Como si tal ingreso fuera atributo obligatorio para ser un ciudadano íntegro; ser “comunista”.

La cuestión está en que todo este tiempo es precisamente eso lo que se les ha hecho creer a los jóvenes de este país. Casi ninguno, de hecho, tiene claro siquiera de qué se trata ese asunto del comunismo; pero como se dice y se repite que los comunistas son los buenos de la película, pues es ahí donde se ha de estar (se piensa, entre otras cosas, que para no quedar ubicado en el bando de los malos). Si no se es comunista o revolucionario a la manera de ellos, a ellos no les va a importar cuán bueno seas en todo lo demás: serás de los malos y no podrás aspirar a ser parte de nada importante.

Asimismo, si se es vago, irresponsable, deshonesto, y a su vez se dice ser comunista y revolucionario, uno quedará en el bando de los buenos, de los que pueden llegar a ser flamantes cuadros dirigentes. Cada pecado será perdonados las veces que sea necesario.

Corrupción, reconstrucción

No se puede hablar de eliminar la corrupción en un sistema cuyo único incentivo para trabajar es precisamente ese, la corrupción. Un cocinero escolar, un gerente de hotel, un administrador de empresa y hasta un cuadro del Partido, todos esperan obtener beneficios adicionales a costa de la actividad que realizan, pues el sistema no deja otra opción.

Si se quiere comprobar hasta qué punto la corrupción sustenta el modelo social cubano, un buen experimento sería eliminar, aunque sea imaginariamente por un solo día y en un solo municipio del país, el fenómeno de la corrupción. Entonces todo colapsaría.

Si mañana no hubiera corrupción en mi pueblo, Puerto Padre, varios pacientes morirían por falta de atención médica en el hospital. Los médicos y las enfermeras no podrían viajar desde sus casas a las instalaciones de salud al no poder circular camiones de transporte dada la falta de petróleo que ciertos dirigentes sustraen de las instituciones estatales. Miles de personas se quedarían sin comer, consumida la cuota racionada de la bodega y sin dinero para comprar nada más al no poder robar en sus centros de trabajo. Pero no solo no tendrían comida. Al no poder revender el aceite y la harina destinados al pan, muchos tampoco podrían vestirse, ni construir sus viviendas, ni apoyar a la “revolución”.

Si en lugar de un día estuviéramos un mes sin corrupción, los dirigentes (sobre todo los políticos, que dependen de los administrativos) adelgazarían, no tendrían fuerzas ni humor para agitar banderitas y empezarían a renunciar, no solo a sus cargos, sino también a sus “inquebrantables convicciones”.

Por otra parte, es verdad que incluso muchos de los que viven de la corrupción institucionalizada preferirían vivir de otra manera, obtener beneficios en correspondencia con su trabajo y rango social e intelectual, y así no deberle nada a nadie ni vivir con el susto en el cuerpo. Pero en este sistema eso no es posible. Quienes son conscientes de que a la larga esta realidad trae consigo que jamás podamos tener un buen país, no tendrían problemas en darle la última patada en el trasero a este sistema si supieran que de verdad se va a acabar. Mientras no sea así, prefieren seguir agitando banderitas, manteniendo a sus familias y hasta con suerte, viajando al extranjero para traer algo de bienestar en las maletas.

Muchos miembros de las instituciones e incluso algunos dirigentes son gente buena y trabajadora que se montó en la ola del sistema en algún momento de sus vidas. Así me pasó a mí y a tantos más que han permanecido a cuestas con un compromiso del que no es sencillo desprenderse.

He conocido excelentes científicos y apasionados profesores que pertenecen al Partido. La vocación de estos hombres no tiene que ver con la política. Pero si no fueran del Partido, no podrían participar de proyectos importantes ni abrirse camino en sus terrenos. Por tanto —según su enfoque—, les conviene llevar el brazalete rojo como llave de acceso a puertas que no se abren sino a gente de confianza.

Recientemente, Raúl Castro afirmó: “Las modificaciones que hoy realiza el país para la actualización del modelo económico están encaminadas a preservar el socialismo, fortalecerlo y hacerlo verdaderamente irrevocable”.

Dichas palabras significan hacer irrevocable la corrupción, la burocracia, el discurso vacío y la mentira constante. Mientras más tardemos como pueblo en darnos cuenta de eso, más difícil será cambiar las cosas. Más difícil será reconstruirnos todos.

lunes, 20 de febrero de 2012

¿Cómo puedo montarme en el tren?


Cuando no hay nada que ofrecer a la elite política cubana, de lo que ella busca para “actualizarse” y para hacer funcionar su maltrecho modelo

Comentar lo que dice un amigo entraña siempre el peligro de rozar la aquiescencia o de herir susceptibilidades. Y eso me sucede con Carlos Saladrigas y sus declaraciones recientes a EFE acerca de su viaje a Cuba y el lugar que, desde su punto de vista, deben tener los cubanos de la diáspora —unos exiliados, otros emigrados, casi todos desterrados— en lo que percibe como una situación en movimiento.

Según Saladrigas (siempre de acuerdo con EFE) los cubanos emigrados deben “subirse” al tren del cambio, pues el país está cambiando y “si uno espera influir o ser parte de una solución, hay que ser parte de los procesos”. Y hacerlo, dice, mirando hacia adelante, pues “el pasado enloda y soñar une”.

Yo estoy de acuerdo con él casi un 100%. Creo que su propuesta es moralmente encomiable, políticamente conveniente y diría que impecable desde el punto de vista lógico formal. Solo que, como en otras cosas que he discutido aquí antes, tengo dudas razonables que me gustaría compartir con los lectores y con el propio Carlos. Y sobre todo una gran duda. ¿de qué manera me puedo montar en el tren de los cambios sin tener que pedir la absolución a los maquinistas?

Me explico.

El Gobierno cubano ha producido una masiva expropiación de derechos en detrimento no solo de los cubanos que están en la Isla, sino también de los emigrados. Las expropiaciones de unos son las contrapartes perfectas de las expropiaciones de los otros, y todas ellas engranajes principales del sistema de dominación política en la Isla. Por tanto, cuando hablamos de los derechos de los migrantes, no hablamos de algo secundario, sino central, diría que estratégico. Y eso lo sabe, mejor que nadie, el Gobierno cubano.

El Gobierno cubano no prevé rol alguno a la inmensa mayoría de los migrantes en el futuro nacional que no sea seguir proveyendo dinero. Sea enviando remesas a los familiares o pagando los abultados servicios consulares. Los considera una mayoría silenciosa que ama la bandera, baila salsa, adora a los próceres y paga puntualmente. Buenos emigrados siempre que no protesten. Pero incluso cuando algunos de estos emigrados protestan, u opinan críticamente y no pueden ser incluidos en la franja de la “mafia de Miami”, el Gobierno opta por no tomarlos en cuenta, como si no existieran.

Y es así porque en este asunto de la política en la emigración el Gobierno cubano hace lo mismo que en el interior de la Isla. Lo único que sabe hacer: operar con grupos polarizados portadores de discursos extremistas. Y por consiguiente solo reconoce dos franjas políticas, como decía, muy polarizadas, como polarizada es su mezquina visión del mundo:

La primera está formada por una minoría de cubanos que tienen status migratorios privilegiados y cuyas preferencias políticas le acercan al Gobierno cubano. Le acercan tanto que siempre contemplo a estas personas con lástima, imaginando cuánto deben sufrir en sus radicaciones fuera del sistema político que consideran virtuoso ad infinitum, y sometidos al orden capitalista que tanto desprecian. Constituyen, desde la ideología oficial, el sector “patriótico” de la emigración y por ende son los participantes de los encuentros de la “nación con la emigración”, en verdad cónclaves de una parte de la emigración y de un gobierno de muy dudosa legitimidad. Y también son, o al menos una parte de ellos, los integrantes de las pandillas facinerosas organizadas por las embajadas cubanas para reprimir o sabotear reuniones públicas opositoras al Gobierno cubano en el extranjero.

La contraparte de este segmento está compuesta por aquellas personas que mantienen posiciones duras de oposición al Gobierno cubano, bien sea porque reclaman la violencia para su derrocamiento, porque se oponen a todo tipo de contacto o negociación, o porque apoyan las acciones punitivas norteamericanas como es el caso del bloqueo/embargo. Sus manifestaciones en las calles de Miami —en particular si son violentas— son presentadas como las manifestaciones políticas típicas de los emigrados oposicionistas. Sus líderes y voceros son las bestias pardas que el Gobierno cubano selecciona para mostrar a la población insular cuál es el tipo de futuro que le espera si la actual clase política desapareciera y su suerte quedara a merced del exilio.

El Gobierno cubano manipula estas franjas produciendo altas y bajas a conveniencia. Durante mucho tiempo importantes figuras académicas del exilio fueron consideradas como enemigos-de-clase-al-servicio-del-imperialismo. En algunos casos eran presentados como agentes de la CIA y cuando se organizaban las multitudinarias delegaciones a LASA, los participantes eran instruidos de cuidarse de los contactos con ellos y de notificar cualquier felonía. Hoy algunos de ellos, en virtud de los rumbos de la “actualización” raulista, de las alianzas políticas que el Gobierno ha tenido que hacer con la Iglesia Católica, o de las posiciones económicas e institucionales que ostentan, ha sido beneficiados con algún acceso al país. Lo cual celebro y les felicito. Efectivamente, pueden montarse en el “tren del cambio”. Visto desde un ángulo positivo, es mejor que nada.

Pero si tenemos en cuenta el carácter selectivo de esta muy modesta apertura, hay que preguntarse a quiénes está dirigida la exhortación de Saladrigas a “ser parte de los procesos”.

Mi dilema —posiblemente el de muchos cubanos emigrados— es evidente: yo no tengo dinero para invertir, ni tengo una posición institucional relevante en Estados Unidos, ni mis apreciaciones de la política cubana me permiten (moral e intelectualmente) un acercamiento menos crítico al sistema cubano y a su actualización por el general/Presidente. Tampoco soy católico, por lo que con razón no soy invitado a las semanas del mismo signo, ni me apresto a saludar al Papa, al que creo que no saludaría ni aunque fuera católico.

Yo no puedo ofrecer a la elite política cubana nada de lo que ella busca para “actualizarse” y para hacer funcionar su maltrecho modelo. Y para colmo, aunque considero que hay que negociar con ella, al mismo tiempo creo que ella es una parte muy relevante del problema. Y si es así, ¿como yo pudiera lograr ser parte del proceso?

Obviamente, Carlos me diría, con toda razón, que él no tiene respuesta para este dilema, y que en realidad cuando el hablaba de participar se refería a otro tipo de personas. Probablemente a su propio sector de los negocios, a cuyos integrantes el Gobierno cubano estaría dispuesto a condonar el ostracismo en aras de inversiones que necesita urgentemente, y de apoyo político para terminar de una vez y por todas con el bloqueo/embargo —esa estupidez de medio siglo— y acceder al mercado americano.

Y si ese paso se da, yo lo voy a aplaudir, porque todo lo que sea abrir una ventana en el enrarecido ambiente cubano, es positivo. Pero sin perder de vista que aquí en la media Isla en que vivo, sin capitales, izquierdoso, agnóstico y freelancer, tendré que esperar algo más para satisfacer la reflexión de mi amigo Carlos Saladrigas: “Los cubanos de fuera —dijo— somos parte de este país (...) Tenemos el derecho y el deber de jugar un papel y contribuir al futuro”.

Y Ud, estimado lector, ¿como se imagina montando en el tren?

jueves, 16 de febrero de 2012

Declaración del Proyecto Estado de SATS


 El viernes 10 de febrero se realizaría un nuevo encuentro en Estado de SATS, un proyecto que desde sus inicios busca crear un espacio público de discusión y debate sobre la realidad cubana desde el arte y el pensamiento. En esta ocasión la Poesía y el Jazz serían los protagonistas. El poeta Hank Lazer (EE.UU) y el músico Andrew Raffo (EE.UU) junto al poeta cubano Juan Carlos Flores ofrecerían, desde lenguas y culturas diferentes, percepciones y aproximaciones similares.
 
Lamentablemente esto no pudo suceder. El jueves, tarde en la noche, solo unas horas antes del encuentro, el poeta Hank Lazer cancela su presentación, menciona que le habían sugerido que restringiera su estancia en el país a las actividades que tenía programadas como parte de un grupo de profesores de la universidad de Alabama. El grupo compuesto por 35 profesores vinieron a celebrar los diez años de intercambio con la universidad de San Gerónimo ubicada en la Habana Vieja. Anteriormente Lazer había participado en lecturas en otros espacios sin ningún contratiempo.
 
El viernes en la tarde, después de aparecer públicamente la noticia de la cancelación, Mr. Lazer se comunica con nosotros para asegurarnos que el motivo era sólo una actividad inesperada en su agenda, una cena que tendría esa noche. Con el músico Andrew Raffo no tuvimos más contacto.
 
No se trata de un hecho aislado, meses atrás publicamos una lista de sugerencias, advertencias, amenazas y acciones contra participantes, público y amigos relacionados con nuestro proyecto.
 
El gobierno cubano trabaja constante y meticulosamente en una campaña de aislamiento hacia todo proyecto independiente que manifieste públicamente su discrepancia con las políticas oficiales, especializándose en ahogar o hacer abortar cualquier vestigio de independencia y libre pensamiento.
 
Esta nueva acción pone sin dudas el dedo no solo en el tema de la censura que se ejerce sobre intelectuales y artistas, a través de la Seguridad del Estado, sino también en el ampliamente discutido tema de los intercambios culturales y académicos, especialmente con los Estados Unidos.
 
Durante años el gobierno cubano se ha quejado de las dificultades que enfrentan académicos, artistas y profesionales para visitar y realizar intercambios con sus similares norteamericanos. Sin embargo, es precisamente el gobierno cubano el que restringe y controla quien puede salir y entrar al país, y selecciona cuidadosamente que persona es políticamente "correcta" para tener un intercambio público dentro de la isla.
 
En los últimos tiempos diversos artistas y académicos cubanos residentes en Cuba, algunos de ellos plenamente identificados con la política oficial, han realizado giras y visitado múltiples ciudades norteamericanas con toda la libertad de movimiento.
 
En contraste, ningún artista cubano radicado en los Estados Unidos ha podido regresar a la isla a realizar conciertos, intercambios académicos o conferencias libremente. El gobierno cubano sigue una política discriminatoria y selectiva para decidir quién puede o no participar de ese intercambio.
 
¿Por qué el trovador Silvio Rodríguez, con toda su carga ideológica, canta en los EUA y en cambio Willy Chirino no puede cantar en su país de origen? ¿Por qué no pueden venir Albita Rodríguez, Paquito D' Rivera? Por solo citar unos ejemplos.
 
¿Por qué un amplio grupo de académicos radicados en la isla pueden asistir a un evento como el realizado en el Bildner Center en la Universidad de la Ciudad de New York, el pasado año, y no pueden venir a la Universidad de La Habana un grupo de académicos cubanoamericanos?
 
¿Por qué intelectuales y escritores cubanos exiliados, con una visión distinta de la oficial, no pueden entrar a Cuba y ofrecer conferencias en un centro universitario o en un espacio independiente?
 
El gobierno cubano ejerce un férreo control y censura sobre lo que se produce tanto en las artes como en las ideas, especialmente a la hora de su divulgación. En la era del conocimiento y el libre flujo de información es inaceptable este tipo de comportamiento.
 
El intercambio cultural es esencial pero debe ser plural, inclusivo, de lo contrario seguirá usándose para continuar proyectando una imagen distorsionada de la realidad cubana y como herramienta de propaganda falsa de un régimen senil.
 
A Cuba deben venir todo tipo de pensadores, de artistas y deben ser garantizadas totalmente sus libertades de reunión y de expresión. Aceptar las condiciones impuestas por el sistema es contribuir a perpetuar el totalitarismo en Cuba, los canales oficiales están perfectamente articulados para que no se rompa un guión preconcebido. Nuestro proyecto y muchos otros están abiertos a ese diálogo e intercambio imprescindibles para impulsar el futuro de nuestra nación.
 
Instauremos un intercambio cultural auténtico, sin censura ni manipulaciones y del que todos formemos parte.

sábado, 11 de febrero de 2012

SIETE LECCIONES QUE LOS CUBANOS PUEDEN APRENDER DE LOS TAIWANESES



En memoria de Antonio Jorge



Carlos Alberto Montaner
Intituto de Estudios Cubanos y Cubanoamericanos
Taiwan Foundation for Democracy
University of Miami, Coral Gables
11 de febrero de 2012

Es un honor compartir esta mesa con un grupo de distinguidos taiwaneses y con prestigiosos académicos cubanos que son, además, buenos amigos. El tema que se me ha propuesto es fascinante:  si el modelo taiwanés de desarrollo puede ser útil para los cubanos.

Comencemos por hacer un par de salvedades:
Primero, hay que tener cuidado cuando se habla de modelos de desarrollo. Tenemos la tendencia a creer que hay algo así como una fórmula matemática que, si la aplicamos, obtenemos siempre los mismos resultados. Ojalá eso fuera cierto. De serlo, resultaría relativamente sencillo convertir a Haití en Holanda.

Segundo, es conveniente aclarar que en las economías de mercado, caracterizadas por la libre toma de decisiones de millones de personas, el rasgo principal es el cambio constante, lo que hace casi imposible aplicar un modelo rígido.

En realidad, más que “modelos” lo que existen son medidas de gobierno que, en determinadas culturas y en determinadas circunstancias, tienen éxito o fracasan. Esas medidas, utilizadas por otros pueblos, pueden o no lograr resultados parecidos.

Por otra parte, las diferencias evidentes entre Taiwán y Cuba no deben desalentarnos. Al fin y al cabo, se trata de dos islas relativamente pequeñas, situadas en encrucijadas geográficas intrincadas y peligrosas, con historias violentas, que en las últimas décadas se han movido en direcciones opuestas.
Los cubanos, en efecto, pueden aprender ciertas lecciones de la experiencia taiwanesas.

Los taiwaneses, pacíficamente, han ido conquistando parcelas mayores de prosperidad y libertades civiles hasta convertirse en uno de los mayores éxitos del planeta, aún cuando han vivido permanentemente amenazados y bloqueados por una gran potencia nuclear, China continental, que los obliga a gastar grandes cantidades de dinero en defenderse.

Los cubanos, por la otra punta, casi en ese mismo periodo --dado que la historia contemporánea de Taiwán comienza en 1949--, se han empobrecido progresivamente bajo la dirección de un gobierno totalitario incapaz de cambiar de rumbo que intenta esconder el fracaso del régimen tras la coartada del embargo norteamericano y unos supuestos riesgos de agresión militar que no existen desde hace medio siglo, cuando, en 1962, Kennedy y Kruschev le pusieron fin a la Crisis de los Misiles.

¿Qué tienen, pues, que aprender los cubanos de esos otros isleños situados en las antípodas del planeta?
Creo que hay siete lecciones generales que pueden sernos muy útiles a los cubanos a la hora de tratar de avizorar nuestro futuro.

Primera lección. No hay destinos inmutables. En cuatro décadas, Taiwán logró superar la tradicional pobreza y despotismo que sufría el país desde hacía siglos hasta convertirse en una nación del primer mundo con un purchasing power parity o PPP per cápita de $37,900 dólares anuales. Este milagro económico se llevó a cabo en sólo dos generaciones. Millones de taiwaneses que eran jóvenes muy pobres en 1949, medio siglo más tarde murieron disfrutando el tipo de vida de las clases medias. La pobreza o la prosperidad son electivas en nuestra época.

Segunda. La teoría de la dependencia es totalmente falsa. Las naciones ricas del planeta –el llamado centro— no les han asignado a los países de la periferia económica el papel de suministradores o abastecedores de materias primas para perpetuar la relación de vasallaje. Ningún país (salvo China continental) ha intentado perjudicar a Taiwán. Esas visión paranoica de las relaciones internacionales no se compadece con la verdad. No vivimos en un mundo de países verdugos y países víctimas.

Tercera. El desarrollo puede y debe ser para beneficio de todos, no de unos pocos. Pero el reparto equitativo de la riqueza no se decreta redistribuyendo lo creado, sino se logra agregándole valor paulatinamente a la producción. Los taiwaneses no sólo pasaron de tener una economía agrícola a una industrial, sino lo hicieron mediante la incorporación de avances tecnológicos aplicados a la industria. El obrero de una fábrica de chips gana mucho más que un campesino dedicado a cosechar azúcar porque lo que él produce tiene un valor mucho mayor en el mercado. Esto explica que el Indice Gini de Taiwán sea 32.6, mucho mejor que toda América Latina. Sólo el 1.16% de los habitantes de ese país cae por debajo del umbral de la pobreza extrema.

Cuarta. La riqueza en Taiwán es fundamentalmente creada por la empresa privada. El Estado, que fue muy fuerte e intervencionista en el pasado, se ha ido retirando de la actividad productiva. El Estado no puede producir eficientemente porque no está orientado a satisfacer la demanda y con ello a generar beneficios, sino se suele dedicar a retribuir favores a los gerentes, que son sus propios cuadros, y a fomentar la clientela política.

Quinto. En el muy citado comienzo de Ana Karenina, Tolstoy asegura que todas las familias felices se parecen unas a otras y las desdichadas lo son de formas distintas. La observación se puede aplicar a los cuatro dragones o tigres asiáticos: Taiwán, Singapur, Corea del Sur y Hong-Kong. Aunque lo cuatro han tomado caminos parcialmente distintos hacia el grupo de la familia feliz del planeta, se parecen en estos cinco rasgos:

·      Han creado sistemas económicos abiertos basados en el mercado y en la existencia de la propiedad privada.
·      Los gobiernos mantienen la estabilidad cuidando las variables macroeconómicas básicas: inflación, gasto público, equilibrio fiscal y, en consecuencia, el valor de la moneda. Con ello, potencian el ahorro, la inversión y el crecimiento.
·      Han mejorado gradualmente el Estado de Derecho. Los inversionistas y los agentes económicos cuentan con reglas claras y tribunales confiables que les permiten hacer inversiones a largo plazo y desarrollar proyectos complejos.
·      Se han abierto a la colaboración internacional, jugando fuertemente la carta de la globalización, apostando por la producción y exportación de bienes y servicios en los que son competitivos, en lugar del nacionalismo económico que postula la sustitución de importaciones.
·      Han puesto el acento en la educación, en la incorporación de la mujer al sector laboral y en la planificación familiar voluntaria.

Sexto. El caso de Taiwán demuestra que un país gobernado por un partido único de mano fuerte, como era el caso del Kuomintang, puede evolucionar pacíficamente hacia la democracia y el multipartidismo sin que la pérdida del poder les traiga persecuciones o desgracias a quienes hasta ese momento lo detentaron. La esencia de la democracia es ésa: la alternabilidad y la existencia de vigorosos partidos de oposición que auditan, revisan y critican la labor del gobierno. 

Séptimo. En esencia, el caso taiwanés les prueba a los cubanos el superior valor de la libertad como atmósfera en que se desarrolla la convivencia. La libertad consiste en poder tomar decisiones individuales en todos los ámbitos de la vida: el destino personal, la economía, la existencia cívica, la familia. No hay contradicción alguna entre la libertad y el desarrollo. Mientras más libre es una sociedad más prosperidad será capaz de alcanzar, siempre que la inmensa mayoría de las personas se sometan voluntaria y responsablemente al imperio de la ley.

Los taiwaneses, de manera creciente, han ido adquiriendo el control de sus vidas mediante el ejercicio de la libertad y eso ha repercutido muy favorablemente en la calidad de la convivencia nacional.

En definitiva, ésa es la gran lección taiwanesa para los cubanos. La libertad es posible. La libertad es conveniente. La libertad no es un lujo. Algo que acaso intuyeron los mambises en el siglo XIX cuando adoptaron como grito de batalla un bello deseo: ¡Viva Cuba Libre!      


      

La Seguridad amenaza a un poeta y un músico de EE UU invitados a Estado de Sats


Antonio Rodiles, director del proyecto independiente, critica el uso que el Gobierno está haciendo de los 'intercambios' culturales.


El proyecto independiente Estado de Sats tuvo que suspender un "encuentro entre la poesía y el jazz" programado para este viernes, porque la Seguridad del Estado amenazo a sus principales invitados, el poeta Hank Lazer y el músico Andrew Raffo Dewar, ambos de Alabama, Estados Unidos.

"Los llamó la Seguridad del Estado. Parece que, como de costumbre, hicieron alguna presión sobre ellos y decidieron no presentarse", dijo a DIARIO DE CUBA Antonio Rodiles, director y productor general de Estado de Sats.

Añadió desconocer los términos en los que los estadounidenses fueron "advertidos", pero afirmó que estaban "bastante estresados".

Lazer y Dewar habían sido invitados a Estado de Sats por el poeta urbano Juan Carlos Flores, del cual son amigos.

Rodiles criticó la forma en que el Gobierno cubano está manejando los "intercambios" culturales con Estados Unidos, que se han incrementado en los últimos años tras la flexibilización de las restricciones sobre los viajes a Cuba implementada por la Administración de Barack Obama.
"Creemos que toda la cuestión que se está dando con el intercambio cultural (con Estados Unidos) debe ser puesta en la mesa de discusión", dijo Rodiles.

"No es posible que el Gobierno esté manejando a su antojo un supuesto intercambio cultural con otros países, específicamente con Estados Unidos, y que, sin embargo, una actividad que ni siquiera tenía tintes políticos porque iba a ser un recital de poesía y jazz, sencillamente hagan presión para cancelarla", añadió.
Recordó que recientemente la televisión cubana (estatal) transmitió un documental sobre la gira que el grupo infantil La Colmenita realizó por Estados Unidos en 2011.

"Tengo entendido que no se les prohibió en ningún momento presentarse en ningún espacio. Sin embargo, aquí, por un encuentro de poesía y música, se ejerce presión sobre los participantes", criticó Rodiles.

"Definitivamente, es una manipulación burda lo que se está haciendo (…) El intercambio es hasta lo que quieren ellos (el Gobierno) entender por intercambio, eso hay que denunciarlo", añadió.
Dijo que Estado de Sats circulará un documento para que "artistas, intelectuales, personas que tienen que ver con el mundo de las ideas y el arte en universidades en Estados Unidos, en centros de investigación, en centros culturales, sepan lo que está ocurriendo".

jueves, 9 de febrero de 2012

Una condena atropellante


La Unión de Trabajadores Cubanos de la Comunicación Social y la Cultura condena del modo más enérgico el fallo judicial de un tribunal ecuatoriano sometido a los dictados del Poder Ejecutivo,  contra los periodistas Juan Carlos Calderón y Christian Zurita sancionándolos a pagar una indemnización de un millón de dólares cada uno al Presidente Rafael Correa por un alegado delito de difamación.
Esta condena inicua, atropellante y abusiva se suma a la que anteriormente, por el mismo alegado delito, fue dictada contra el periódico El Universo al que otro fallo judicial complaciente ordena pagar una indemnización de cuarenta millones de dólares a favor del propio Presidente Correa, quien desde comienzos de su gestión no ha ocultado su aversión a la prensa  independiente a la que califica como su principal enemigo.
Este fallo contra los periodistas Calderón y Zurita al igual que la sanción impuesta a El Universo,  constituye un nuevo paso del gobierno ecuatoriano para cercenar el ejercicio de la libertad de prensa y expresión en su país y la función crítica que le corresponde a los medios de comunicación frente a los excesos de poder y los actos de corrupción de los poderes públicos.
Toda la prensa y el periodismo democrático del Continente no deben permanecer indiferentes ni ajenos frente a este hecho incalificable y a los intentos del gobierno ecuatoriano por someter la prensa de su país a la más férrea censura, siguiendo el mismo patrón que prevalece en Cuba.
Mario Rivadulla, Presidente.
Antonio Llaca, Secretario de Relaciones Exteriores.

El Guiñol de la Conferencia del PCC


Algún día los cubanos tendrán un guiñol de sátira política, en el que la actualidad nacional sea diseccionada a través de las frases poco inteligentes, los gestos altisonantes y las declaraciones desatinadas de los políticos



 México DF | 09/02/2012






Cuando miraba el programa en Francia de “Los guiñoles de la información” (Les Guignols de L´info) en su programación de lunes a viernes a las 7 de la noche, además de disfrutar del humor siempre inteligente pensaba en el día en que los cubanos tendríamos un guiñol de sátira política en el que la actualidad nacional fuese diseccionada a través de las frases poco inteligentes, los gestos altisonantes y las declaraciones desatinadas de los políticos.

La Conferencia me ha parecido un primer guión para nuestros próximos guiñoles televisivos[1].
Primera sección del programa
Aparecen numerosos delegados en la consulta del otorrino-laringólogo, donde un equipo de médicos les destupen los oídos para que puedan oír y “les presten debida atención a las quejas y denuncias planteadas por la población”.
Seguidamente aparece una enorme oreja presidiendo los emblemas de la conferencia y todos los delegados con los oídos limpios, tapándolos con las dos manos porque después del “destupe” sienten demasiado ruido “ambiental”.
En la siguiente escena entra una delfina muy inquieta con su “sustancial” intervención de proponer la palabra “diálogo” para que se incluya en alguna frase del nuevo documento “sagrado”, otro joven delegado pide aceptar en las filas del PCC y de la UJC solo a los jóvenes que demuestren ser incondicionales al presidente de turno porque en él se encarna la Revolución la Patria y el Socialismo, —todos estos términos se miran muy confundidos los unos a los otros porque se resisten a encarnar en una sola persona y discuten entre ellos—, un vicepresidente del Consejo de Ministros se pregunta cómo hacer para que la población se enfrasque en el cumplimiento de los Lineamientos y otro vicepresidente apoya el asunto “medular” pero nadie encuentra la fórmula mágica y por lo pronto todos tienen un gran signo de interrogación en sus cabezas.
Hacen entrar a “la Crítica” y ésta muy inquieta busca “la manera correcta” de pronunciarse hojeando los discursos del Presidente pero tiembla del miedo a equivocarse, después duda si debe intervenir frente a un micrófono o ir al baño a disertar porque tiene que escoger “el lugar adecuado” y mira el reloj desesperada para preguntarse si se acerca o no “el momento oportuno”.Tantas condiciones se le exige que se siente demasiado estresada, abandona los discursos en un rincón y vuelve frente a un micrófono para disculparse por no hacer uso de la palabra. Días después inventa una canción, o un corto cinematográfico, o cuelga en su blog su reflexión y decide tener la libertad de pensar con “cabeza propia”.
Segunda sección del programa
Llaman entonces a “El trabajo ideológico” un anciano enjuto muy magullado por todo lo que le han pedido hacer en 53 años, protestando porque no lo dejan descansar, le piden las formulas mágicas sin ser mago y lo responsabilizan por los disparates de todos los demás. Viene vestido de muy mal gusto, similar a las propagandas que le obligan a hacer con los grandes “líderes” y las masas de telón de fondo difusas y sin rostros. Al menos el “realismo socialista soviético” ponía en primer lugar de su propaganda a campesinos y obreras con una belleza griega aunque por encima de todos apareciera la figura de Stalin de cuerpo completo dirigiendo desde el Olimpo. Acá “las masas” no tienen rostro. Aparecen en escena muchos cubanos y cubanas sin rostro.
El anciano enjuto que no se retira a pesar de su cansancio —porque la jubilación no le alcanza para comer— pide varios “sin rostro” como asistentes para decir y hacer lo mismo que ha hecho durante medio siglo, porque apesadumbrado confiesa que la imaginación la perdió en los tempranos años de los 60. Con la ayuda de sus asistentes diseña un enorme embudo nacional donde coloca los discursos de los dirigentes del Partido, un embudo conectado directamente a las cabezas de once millones de habitantes y el anciano se entusiasma con su nuevo invento.
“Todo está escrito sólo hay que cumplirlo”, reza la consigna de la escena en la cual los delegados revisan todos los documentos de los anteriores Congresos y/o las sagradas escrituras del PCC, la mayoría no para de estornudar por el polvo, mientras otros delegados aprovechan para dormitar y hasta se oyen ronquidos, convencidos de que releer los “documentos” no los va a resucitar.
En la próxima escena, aparece una maestra con una gruesa regla en la mano palmeándola, y está rodeada por todas las organizaciones de masas y la UJC. Les entrega una hoja con las orientaciones precisas y vigila que nadie se salga del guión ni en lo que dicen ni en lo que hacen so pena de recibir un fuerte reglazo.
Tercera y última sección del programa
Aparece un presidente regañón —cual anciano de la tribu defendiendo los rituales imperecederos para no sucumbir como tribu—, a la vez que desempolva un documento “engavetado” de hace 40 años —que lo hace estornudar también—, para citar a su hermano y constatar que nada de lo escrito se ha cumplido y nadie sabe por qué, pero el presidente sigue su regaño. “La democracia liberal es el ‘coco’ que viene con el saco y se los lleva todos los que no se tomen la sopa del partido único” —parafraseando a la niña filósofa Mafalda—. Luego regaña porque se han hecho expectativas de cambios con la Conferencia y él no ha dado el permiso de tener expectativas a nadie, sentencia —la cámara enfoca a los delegados a quienes se les estruja la cara.
Entra Martí encogido de hombros tratando de entender por qué lo acusan de haber creado un solo partido. Si hubiera creado dos le hubieran acusado de bipolar y si tres, tripolar. Con un rostro de asombro se dice que no acaba de entender a los que lo citan, porque eso de pedirle la creación de varios partidos a un solo hombre es más un síntoma de locura que de un pensamiento sensato.
Entran a escena dos columnistas del Havana Times y le dicen al Presidente “cometimos el disparate político de refrendar constitucionalmente la concesión del poder supremo a un partido único.” “Lo importante ahora es corregirlo para (ver si conseguimos) que el timón de la nación caiga finalmente en manos del pueblo auto-organizado” y otra columnista reflexiona “decir que el pluripartidismo hace parte de la demagógica democracia representativa, donde solo unos pocos toman las decisiones de los destinos de muchos”… “Y yo me pregunto, en este último tópico, dónde está la diferencia o todavía vamos a estar argumentado nuestro curioso sistema electoral”.
Usted “hizo mucho hincapié en la campaña mediática y mercenaria de la llamada prensa libre, al servicio de los enemigos de la revolución, y su intención de divulgar una tergiversada imagen de la realidad nacional”.
Me pregunto, ¿qué vendrá después de esto?, ¿qué métodos para combatir a la prensa alternativa se usarán?
El Presidente saca una caneca del bolsillo y se excusa por un súbito dolor de estómago.
El presentador del programa concluye:
Sin sátira política, tampoco hay crítica social.

[1] Guión elaborado a partir de la reseña del Granma, 29 de enero 2011, de Havana Times y de las palabras del Presidente en el discurso de cierre de la Conferencia del PCC.