Días
atrás estuvieron de visita en Cuba los señores José Luis Centella, secretario
general del Partido Comunista Español
(PCE), y Cayo Lara, coordinador federal del movimiento Izquierda Unida. La ocasión fue aprovechada por los “socialistas
del siglo XXI” para realizar una mesa redonda internacional de TeleSur.
En los enfoques de esos camaradas se echó de
menos no ya una discrepancia, sino hasta un simple matiz diferente en lo
planteado por uno y otro. La emisora chavista, para informar a sus oyentes
sobre la situación actual de España, se dio —pues— el lujo de recurrir a dos
representantes de un mismo movimiento extremista y minoritario, obviando
cualquier enfoque discrepante que pudiera provenir de sectores más
representativos de esa sociedad.
El
pasado jueves, uno de los visitantes —Centella— opinó también con respecto a
nuestro país en el periódico oficialista Granma.
“En torno a Cuba y los derechos humanos” es el título de su artículo de una
página publicado allí. En ese trabajo, el líder comunista hispano empieza con
un ataque a los “personajes de la llamada disidencia interior” que visitan la
Península.
De
inmediato, hace un reconocimiento digno de interés: “Cuba ni es el paraíso ni
ha resuelto todos sus problemas”. ¡Qué eufemismo! ¡Mira que decir que nuestro
país no se han solucionado las dificultades, cuando lo que ha caracterizado
este medio siglo largo de castrismo ha sido precisamente su capacidad
prodigiosa para crearles problemas de todo tipo a sus desdichados súbditos!
Centella
afirma que, conforme a los datos de la ONU, entre los Objetivos de Desarrollo
del Milenio alcanzados por Cuba está el de “erradicar la pobreza extrema y el
hambre”. Dice esto en un país en el que la generalidad de los salarios, según
cifras oficiales, equivale a menos de un dólar diario, límite de la pobreza
extrema reconocido internacionalmente.
En
definitiva, el autor del artículo recorre los mismos caminos trillados que la
propaganda castrista cada vez que habla sobre derechos humanos: Todo se centra
en la salud pública y la educación. Asimismo, y aunque resulte sorprendente
refiriéndose a Cuba, el escritor extranjero se atreve a mencionar el “derecho a
una alimentación adecuada”.
En
su largo trabajo, el señor Centella no alude ni una sola vez a los llamados
derechos de primera generación. En realidad, esto no constituye nada novedoso.
Desde los tiempos de Carlos Marx, el tema de las libertades de los ciudadanos
para expresarse, asociarse o desfilar con libertad jamás ha merecido una línea
en los extensísimos escritos de los teóricos de la secta. Sí se han pronunciado
al respecto los llamados “eurocomunistas”, pero el líder del PCE prefiere no tocar
el tema cuando habla de Cuba.
En
el párrafo final del artículo, el “pericón” hispano hace un nuevo
reconocimiento: “Con todas las limitaciones, con todos los problemas, con todos
los errores que se puedan cometer, la clave está en reconocer que en Cuba, la
economía y la sociedad están en función del interés general, del interés del
ser humano, y no en función del beneficio económico de unos pocos…”.
A
esta discutible afirmación sigue el cierre con broche de oro: “Que cada cual le
llame como quiera. Algunos le seguimos llamando construcción del socialismo”.
Confieso que, con esta frase, Centella me hizo recordar mis lejanos tiempos de
estudiante universitario. Todos los catecismos del marxismo leninista (que
había que deglutir para terminar la carrera) hablaban de las inmensas
posibilidades que el nuevo régimen abre para el desarrollo impetuoso de la
sociedad.
Según
la teoría, el socialismo (que tenía que ser construido) equivalía a
industrialización y desarrollo. Su ley económica fundamental es —se dice— la de
“la satisfacción cada vez más completa de las crecientes necesidades de la
población”. Por supuesto que Centella, como buen “pericón” viejo, sabe todo eso
al dedillo. También supongo que, como político bien informado, esté al tanto de
las realidades de Cuba, el país que está visitando ahora mismo.
Se
imponen algunas preguntas: ¿Desconoce él la involución experimentada por la
Isla en los últimos decenios! ¿Ignora que en la que antaño era “la azucarera
del mundo” se ha reducido de modo dramático la producción del dulce! ¿No sabe
que lo mismo sucedió en otras ramas de la economía! Entonces, en vez de
escribir sobre “construcción del socialismo”, sería mejor que reconociera que,
en el contexto de Cuba, ¡en realidad resultaría más acertado hablar de “destrucción
del socialismo”!
La
Habana, 6 de diciembre de 2013
René
Gómez Manzano
Abogado
y periodista independiente