Por : Oscar Espinosa Chepe
El comportamiento de la economía en los dos primeros meses de 2012
confirma que este año será extremadamente difícil para el cubano corriente en
todos los sentidos. En primer lugar se refuerza la tendencia existente en 2011
hacia el desabastecimiento de alimentos, la subida de sus precios y el
empeoramiento de servicios básicos, como el transporte.
A la falta de productos, como el huevo, en el mercado libre, presente
desde finales de 2011, se han agregado la de otros artículos fundamentales en
la dieta del cubano, como la papa, la carne de cerdo e incluso hasta el café
vendido en moneda convertible, en ocasiones complicado de encontrar. En plena
cosecha del tomate es difícil conseguir una libra (460 gramos) a menos de 5
pesos, el limón de buena calidad a 20 pesos la libra, un plátano vianda de 3 a
4 pesos y un mamey, fruta en vías de desaparición, puede ofertarse hasta en 30
pesos. Son precios sin relación alguna con las pensiones y salarios medios
mensuales de 255 y 458 pesos cubanos, respectivamente, existentes al cierre de
2011 (1 peso convertible = 24 pesos cubanos).
Paralelamente, a pesar de la propaganda sobre la creación de una nueva
organización empresarial para gestionar la industria azucarera (AZCUBA), y las
noticias de que este año sí estaban disponibles los recursos para realizar la
zafra, oficialmente se ha reconocido que al comenzar marzo, se encuentra
nuevamente atrasada, lo que podría complicarse aún más si la temporada de
lluvias empezara con normalidad a finales de abril o se adelantara como sucede
en ocasiones. Esto ocurre en momentos cuando la cotización del azúcar en los
mercados internacionales se mantiene en un fabuloso rango de alrededor 25
centavos US/libra.
En el turismo, en enero —mes de temporada alta— descendieron ligeramente
las llegadas en 0,9 %. Una minoración interanual provocada fundamentalmente por
la disminución de los visitantes procedentes de Europa: Italia (-7,6 %), Gran
Bretaña (-35,9 %), España (-33,5 %), pero también en el país líder en la
emisión de turistas hacia Cuba, Canadá (-1,2 %).
Si estos datos son un mal comienzo, existen augurios peores para el
resto del año. La información sobre la situación en Venezuela crea un ambiente
aún más incierto. En primer lugar está la recaída en la enfermedad del
presidente Hugo Chávez, con su región pélvica nuevamente operada, y las
versiones de que su salud es altamente delicada, con la alternativa de un
desenlace fatal.
Venezuela representa hoy para Cuba en gran medida lo que fue la Unión
Soviética hasta 1989. Sin el cordón umbilical que une a ambos países, la
economía cubana en las actuales condiciones sería inviable. Aunque no se han
publicado las cifras sobre el alcance de los vínculos económicos en 2011, los
datos de 2010 —brindados en enero pasado— mostraron un fuerte reforzamiento de
la dependencia de La Habana respecto a Caracas. El intercambio comercial de
bienes creció en 92,2 % respecto a 2009, con un saldo desfavorable a Cuba de
2,6 miles de millones de dólares. En el período 2005-2010, el desbalance
acumulado llegó a los 13,8 miles de millones de dólares, según la Oficina
Nacional de Estadística cubana (ONE) y sumados los resultados de 2011 debe
haber llegado a más de 15 mil millones de dólares.
El Gobierno cubano ha enfrentado esa situación mediante la exportación
masiva de expertos a Venezuela, en especial en salud y educación; cerca de
45.000 en el sector civil, de acuerdo con información recientemente brindada
por el presidente Chávez. En caso de que Cuba perdiera ese favorable esquema de
relaciones económicas y comerciales, sobrevendría un Período Especial elevado
al cubo, pues el país está peor preparado que en 1990 para afrontar un golpe
semejante. En previsión de perder las subvenciones soviéticas, el Gobierno
había adoptado medidas, consciente de la debacle que se aproximaba, y llenó los
almacenes de productos, lo cual no puede hacerse ahora, aunque se quisiera, por
falta de recursos para formar esas reservas.
Además, ha existido desde 1990 un proceso de descapitalización
continuado, habiendo desaparecido cuantiosos medios básicos en todos los
sectores de la economía. La infraestructura está en peores condiciones. El
transporte automotor es insuficiente y está muy deteriorado. La mecanización
agrícola ya no es un problema, porque prácticamente casi no existe.
Paralelamente las reformas emprendidas por el Gobierno en los años recientes
han sido muy tímidas, por lo que no han preparado el país para una situación
tensa. Entonces, ¿Qué sucedería si Cuba tuviera que pagar en condiciones de
mercado los 100.000 barriles de petróleos diarios procedentes ahora de
Venezuela?
Al mismo tiempo el ambiente social y político ha cambiado
sustancialmente desde los años noventa. Está presente una nueva generación de
cubanos, despojada de las ataduras ideológicas del pasado, consciente de que el
proceso revolucionario ha terminado en un total fracaso, absolutamente alejado
de las ideas originales. De producirse un Período Especial Incrementado, la
frustración existente hará muy difícil que la población se conforme y lo acepte
con mansedumbre.
La variante de la desaparición de Chávez por enfermedad o pérdida de las
elecciones sería un golpe terrible para la economía cubana. Sin embargo ese no
es el único peligro. Datos procedentes de Venezuela indican que a pesar de los
altos precios del petróleo en el mercado internacional, su economía no es tan
boyante. Según ha informado su Banco Central, las reservas operativas cayeron
hasta 5.586 millones de dólares, el nivel más bajo en los últimos 15 años, lo
que apenas permite cubrir dos meses de importaciones y el pago inmediato de una
porción pequeña de la deuda externa, que ya supera los 130 mil millones de
dólares, según información publicada por el periódico ABC de España el
27 de febrero. Eso demuestra la pésima administración de los recursos durante
el Gobierno chavista, y podría incidir en la reducción futura de la subvención
a Cuba.
Las perspectivas de la economía y la sociedad cubanas son realmente
delicadas y preocupantes. Ante esta realidad solo existe una salida: la
aceleración de las reformas con una visión económica integral, sin las
concepciones desfasadas contra la iniciativa privada, que han impedido hasta el
momento el logro de los resultados urgentemente necesarios.
En cuanto a la política internacional, hoy más que nunca, es importante
procurar la integración económica de Cuba a nivel mundial y muy en especial
activar los esfuerzos para normalizar las relaciones con Estados Unidos,
reciprocando los gestos de buena voluntad dados por la Administración Obama. Al
mismo tiempo se requieren pasos significativos en el acercamiento a la
comunidad cubana en el exterior, con garantías para que nuestros exitosos
compatriotas puedan participar activamente en la reconstrucción de nuestro
destruido país.
No son tiempos de titubeo ni poses tímidas. La economía de un país se
asemeja a la vida de los seres humanos: cuando enferman hay que curarlos a
tiempo. Las personas mueren, cuando los tratamientos llegan tarde.
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