Declaramos que la libertad de expresión, el flujo amplio y tolerante de ideas y el uso libre de los medios y expresiones de la comunicación social y la cultura de todos los ciudadanos es un derecho inalienable que pertenece a todos por igual.

miércoles, 16 de abril de 2014

NUESTRA SOLIDARIDAD CON LOS PERIODISTAS VENEZOLANOS

La Unión de Trabajadores Cubanos de la Comunicación Social y la Cultura (UTC-CSC), órgano de Solidaridad de Trabajadores Cubanos,  expresa su más enérgica protesta por las persecuciones y represión de que están siendo víctimas los periodistas venezolanos y extiende su más decidido apoyo solidario al Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Prensa (SNTP) de Venezuela.

Tal como denuncia el Sindicato en los dos meses de cívica y legítima protesta de gran parte del pueblo venezolano, encabezado por los estudiantes, el gobierno de Maduro ha llevado a cabo 181 agresiones contra un total de 137 comunicadores, como expresión de su carácter autoritario y sus continuos intentos de silenciar el ejercicio crítico de la prensa independiente sobre sus desmanes y desafueros y el burdo intento de instaurar en Venezuela un régimen similar al fracasado sistema cubano.

Llamamos a todas las organizaciones de periodistas del Continente a sumar su respaldo solidario a los compañeros periodistas venezolanos, en estos momentos en que se decide el futuro democrático de su nación y a protestar enérgicamente por los atropellos y las persecuciones a que son sometidos así como las continuas agresiones del gobierno a la libertad de expresión.

Mario Rivadulla, Presidente.

Antonio Llaca, Secretario de Relaciones Exteriores.

sábado, 8 de febrero de 2014

De la Agencia NUEVA CUBA PRESS

Sancti Spíritus, miércoles 5 de febrero de 2014

 Aimara Peña González, agencia Nueva Cuba Press


Situación higiénica de riesgo en Santi Spíritus

En la pasada semana en la ciudad del Yayabo, se reportaron nuevos casos de cólera

y dengue que han alarmado a la población. Las zonas más afectada en la cabecera

provincial son, el reparto Kilo 12 y el Jesús María, que en estos momentos, se

encuentra en cuarentena.

En el primer consejo popular mencionado, se reporta una fallecida, de la misma se

refiere que murió de una enfermedad desconocida, pero sus familiares confirmaron

que está señora tenía todos los síntomas del cólera al igual que su pequeño hijo, el

que corrió con más suerte, logrando sobrevivir las primeras 48 horas y asimilando

correctamente el tratamiento.

En el hospital Camilo Cienfuegos de la provincia espirituana, tiene hoy, varios

casos de dengue, de diferentes lugares del territorio. El personal médico, manifiesta

inquietud y preocupación pues cada vez son más frecuentes estos casos y no se ha

logrado darle un alto a esta situación.

En la temporada de lluvias del pasado año, nuestra provincia era la de mayores

números de focos del mosquito trasmisor del dengue, con más de 400. La situación

del territorio estuvo delicada y municipios como Jatibonico, Cabaiguán y Trinidad

estuvieron en cuarentena. En estos momentos, según directivos del territorio los

municipios de Trinitarios y Espirituanos poseen una situación higiénica desfavorable,

las enfermedades diarreicas con cuadros febriles severos son muy numerosos, sobre

tobo en menores.

Las aguas de la ciudad espirituana, no son tratadas debidamente. El fango, es claro

componente, sin mencionar las bacterias que no san visibles al ojo humano. Los

pobladores la hierben y tratan en casa, pero no todos lo practican y esto está causando

enfermedades diarreicas y digestivas, además de los trastornos en el sistema urinario y

en los riñones.


Secuencia fotográfica: ESPERANDO EN EL MONTÓN



sábado, 1 de febrero de 2014

PRESENTACIÓN DEL LIBRO...

Señores, ¡yo no me dedico a eso!
DEL DOCTOR ANTONIO LLACA

Biblioteca Juan Rulfo.
                            Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)-Extensión Canadá.
                            55, promenade du Portage, Hull, Québec.
                            Fecha:  5 Febrero de 2014.  7 PM (19:00 hrs.)









Presentación a cargo de Carolina Ossandón



Señores, ¡yo no me dedico a eso!
Antón Chejov dijo alguna vez que la medicina era su esposa y la literatura su amante, para referirse así a las dos profesiones que lo apasionaron durante su vida. Un poco más tarde Arthur Conan Doyle creó a uno de los investigadores más famoso del mundo, Sherlock Holmes con su inseparable doctor Watson. Mucho más reciente, el cineasta Steven Spielberg nos presentó la obra de Michael Crichton con la saga de Jurassic Park, en donde vimos renacer la prehistoria a través de los avances en los estudios de la genética.

Estos tres hombres no son los únicos médicos que han dado rienda suelta a su imaginación para crear entrañables historias, dramas, comedias, poesía... De la mano de muchos hombres de ciencia han nacido grandes éxitos de la literatura, y por qué no decirlo, han dado un aporte importante en el mundo de las letras.

Sin la intención de hacer comparaciones con los escritores citados, pero sí con las ganas de hablar sobre el talento humanista de
quienes ejercen la medicina, hoy queremos presentarles la nueva novela del médico cirujano Antonio Llaca, "Señores, ¡yo no me
dedico a eso!"

Autor y obra

El doctor Antonio Llaca emigró de Cuba en 1995, y comenzó a publicar una vez en suelo venezolano. Primero en la Revista Desafíos, perteneciente a la organización Solidaridad de Trabajadores Cubanos, y luego en distintos medios impresos y digitales fuera de la geografía cubana.

Señores, ¡yo no me dedico a eso! es la primera novela de Llaca, pero su quinto libro. Hace unos diez años publicó "Cuba y Integración Latinoamericana", un ensayo acerca de la historia del país caribeño y su relación con el resto de naciones de nuestro entorno. Posteriormente dio forma a "Relatos breves y otras cosas más: Sardinas en botella", para luego participar en otros dos libros, los cuales son una compilación de artículos propios como de otros amigos.

Hace tres años, en su último viaje a Cuba, Llaca empezó a gestar esta novela la cual aborda, desde su punto de vista, las diferencias sociales que se viven en la actualidad en la isla. "A pesar de que el tiempo que estuve en Cuba no fue mucho, sí me permitió llevarme una panorámica de la situación del país, de la situación de La Habana, de la situación social que tiene en estos momentos. Son dos grandes grupos económicos. Unos arrimados a la economía del dólar, y otros, los que se quedaron estancados en la economía socialista".

El juicio

Señores, ¡Yo no me dedico a eso! es una novela que aunque no tiene un tiempo determinado, tácitamente está ambientada en La Habana actual. La trama se centra en un juicio y una protagonista principal; un supuesto delito y los vericuetos legales cubanos para determinar la inocencia o la culpabilidad de la acusada.

Como en una obra de teatro, Antonio Llaca logra presentar a su heroína Martica en el medio del escenario, una enfermera intelectual, bella, quien "es una síntesis de varias mujeres que conocí, no sólo en mi último viaje, sino también anteriormente". Ella es la acusada, quien por su puesto aparece rodeada de un juez, un fiscal y varios mirones, entre ellos dos amigos antiguos de Martica, uno abogado y otro ingeniero. De ahí en adelante van apareciendo distintos personajes que nacen desde los relatos de la protagonista durante su defensa y otros de los encuentros en presente de los dos seguidores del juicio. Es así como van saliendo figuras de lo que se supone es la idiosincrasia cubana; médicos, santeros, hombres ligados al gobierno, a los militares, extranjeros, etc., sin embargo, ninguno tiene un nombre. Al juez se le conoce como Garzon, en referencia al magistrado español famoso por sus investigaciones sobre la dictadura franquista o por la detención de Pinochet en Londres. Al fiscal se le nombra como Torquemada, en clara referencia al primer inquisidor español. Al resto se les llama por su oficio o profesión, o por su ubicación dentro de las clases sociales como un "hijo de papá, o un pinguero, Teiquirisi, (take it easy- tómalo con calma en inglés).

La jinetera

Martica va a juicio por ser señalada de practicar la prostitución, bajo el artículo 72 del Código Penal cubano, en donde se establece la Peligrosidad Social Predelictiva. "El acusado aún no ha cometido un delito, pero las autoridades pueden considerar que es proclive a cometerlo o que en un futuro lo hará". Con este arranque legal va gestándose el juicio para determinar si hubo o no prostitución o si la acusada podría ejercerla a futuro.

Con saltos al pasado, se va conociendo la historia de Martica y sus distintas vivencias amorosas y encuentros sexuales que la llevan al estrado. No obstante, con cada relato, se va conociendo parte de la realidad social cubana y las dificultades de quienes no gozan de los privilegios de los que se rodean con la gente de poder. "Es un libro de crítica a la sociedad cubana actual en varios aspectos, sobre todo en lo respecta a la discriminación que sufren las mujeres".

No obstante, también hay pasajes en los que el autor se vale de los amigos de Martica, para aderezar la novela sobre los aspectos
legales y la arquitectura de La Habana. El abogado que conoce muy bien el tema legal en la isla, sobre todo en lo que respecta a
juicios que se relacionan con la prostitución, y el ingeniero que es un amante de los lugares históricos y de las distintas estatuas que rodean la capital de Cuba. De hecho, el libro cuenta con fotografías y reseñas, que también servirán para nutrir el desenlace final de la novela, inesperado y hasta un poco fantástico-religioso.

Señores, ¡Yo no me dedico a eso!, es una novela rápida leer, entretenida y al mismo tiempo crítica. Y tal como lo señala su autor en el post scriptum, es una obra de ficción pero en donde las situaciones y personajes, no son pura coincidencia.

Presentación:      Biblioteca Juan Rulfo.
                            Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)-Extensión Canadá.
                            55, promenade du Portage, Hull, Québec.
                            Fecha: 05/Febrero/2014.  19:00  hrs.

"El libro de Eduardo"

PRESENTACION DEL LIBRO DE
EDUARDO GARCIA MOURE
Miami, 23 de Enero, 2014



Eduardo,
 Profesora Marifeli-Perez Stable,
 Compañeros de STC,
 Amigas y amigos todos:

Este es el libro de Eduardo.  La obra que como señala nuestro querido Jorge Valls en su hermoso preámbulo, estábamos esperando desde  mucho. La que nos debía a sus amigos y compañeros. A la clase trabajadora. A sí mismo. La de su origen y formación. Sus ideales. Sus luchas,  triunfos y fracasos. Sus sueños rotos pero sus esperanzas siempre latentes.

Es también la historia del movimiento obrero en sus últimas cinco décadas y media.  En Cuba, en Latinoamérica, en todos los espacios geográficos donde han conocido de su presencia, su voz, sus afanes sindicalistas siempre en defensa de las mejores causas y reivindicaciones de los trabajadores.  ¡Cómo podía dejar de serlo si cuando hablamos de Eduardo hablamos de la clase obrera y cuando él habla es como si hablara ella misma!

Pero es igualmente en gran medida la de cada uno de nosotros. de los que estamos aquí y de los que fueron quedando  a lo largo del camino, cuando recrea algunos de los eventos y momentos más relevantes de un proceso que a todos nos fascinó, absorbió y  reclutó como ingenuos y apasionados cómplices  cuando creíamos ser parte de la que esperábamos y debió ser la más hermosa y ejemplar revolución democrática del continente y no mucho más tarde, nos convirtió en víctimas del más doloroso desengaño y la más prolongada dictadura que registra la historia.

Es por ello que la obra de Eduardo no está atada a una secuencia cronológica.  Tanto le duele Cuba, la revolución traicionada, el ideal pervertido que le otorga preferencia en el relato.  A ese proceso dedica los primeros capítulos, luego de una breve referencia a su origen.

Hijo de hogar humilde donde la familia es numerosa y los ingresos limitados, es quizás de esa realidad que le surgirá en el tiempo la idea de crear una fundación familiar a favor de la niñez desamparada de distintos países del Caribe.  Temprano debe Eduardo, por tanto,  insertarse en el  mercado laboral.  Y temprana  también la experiencia que siente en carne propia de la explotación a que son sometidos los trabajadores. 

Es en ese  duro medio que afloran sus iniciales sentimientos de rebeldía y se va forjando su vocación de lucha.  Con el tiempo  madura la conciencia de clase y comienzan a perfilarse sus innatas condiciones de liderazgo que cobrará forma definitiva  a través de las enseñanzas  de monseñor Cardjin y demás excelentes orientadores de la Juventud Obrera Católica.  De ellos obtiene la levadura ideológica que soportará su concepción humanista.  Así se entrega de lleno a la lucha sindical, primero en su centro de trabajo y más adelante,  en todo el sector de comercio donde se acrecen su prestigio y su capacidad de conducción y de lucha. 

El 10 de marzo trae aparejado para Eduardo, de convicciones arraigadamente democráticas, el reto que convierte en compromiso de unir la lucha política a la sindical.  Comprende que  un gobierno de fuerza resulta incompatible con los intereses de los trabajadores.  Sin resignar sus deberes como dirigente obrero, pasa a militar activamente en el Movimiento 26 de Julio y forma también parte del Frente Obrero Nacional de Cuba. 

Antes de continuar por esta senda donde el autor nos llevará a enfocar las funestas consecuencias que para el movimiento obrero organizado provocó el régimen batistiano, me voy a permitir la licencia de apartarme de la cronología seguida por el libro pero sin alterar su contenido, para dar un salto atrás en su lectura y hacer una breve incursión retrospectiva en los primeros balbuceos del sindicalismo cubano, que corrió parejo con los afanes independentistas. 

Conforme afirma el prestigioso profesor Efrén Córdova, en su obra “Clase Trabajadora y Movimiento Sindical en Cuba”, la misma tuvo sus inicios en las industrias del tabaco y el azúcar y en  menor cuantía en el sector ferroviario y la construcción.  Los vegueros, como trabajadores independientes, protagonizaron acciones de lucha contra el estanco entre 1717 y 1723 y los negros, llevaron a cabo huelgas en Las Minas del Cobre en 1731 y más tarde, los propios mineros, una insurrección en 1831.  En 1843, tuvo lugar por los esclavos la fracasada Conspiración de La Escalera que apagó ante el paredón de fusilamiento la inspirada lírica de Gabriel de la Concepción Valdés (Plácido) y  hubo movimientos en Casilda y Trinidad en 1854.

Pero no fue hasta 1866 que se creó la primera organización sindical llamada “Asociación de Tabaqueros de La Habana”.  La misma antecedió en dos años al Grito de La Demajagua, de Carlos Manuel de Céspedes, el 10 de Octubre de 1868. Pese a disponer de un marco de acción muy limitado, el naciente movimiento obrero  motivó la represión de más de un  preocupado Capitán General. 

Un dato que resalta Eduardo es que todavía bajo la colonia,  junto a la Argentina y Chile, Cuba fue de los primeros países del mundo en celebrar el primero de mayo, para reclamar la jornada de 8 horas y solidarizarse con los mártires de Chicago.

El surgimiento de la naciente República no trajo aparejado un escenario propicio para el desarrollo del sindicalismo. Eduardo señala que no fue hasta 1917, después de un tenso y riesgoso proceso, que se lograron los primeros resultados con la celebración del I Congreso.   A partir de ahí, el autor nos lleva de la mano en apresurado recorrido por el itinerario seguido por el movimiento obrero.

Ya por entonces, a influjos de la Revolución Rusa, los comunistas penetran y controlan el movimiento obrero que seguirá manifestándose en el II y III donde se crea la CNOC, antecedente de la posterior CTC 

En el campo político, sin embargo, los comunistas siguen una actitud ambivalente y oportunista brindando  apoyo a Machado,  posteriormente a Batista, quien gobierna desde Columbia.  Después de los breves cien días del gobierno provisional de Grau San Martín que sirve de marco a las medidas revolucionarias y nacionalistas adoptadas por la juvenil fogosidad patriótica de Antonio Guiteras, de nuevo coquetean con Batista y le ofrecen su respaldo en las elecciones de 1940 a cambio de formar parte de su gabinete y ampliar su control en los mandos sindicales.  En 1944, equivocan el rumbo al medir mal las posibilidades  del derrotado candidato ultraconservador Carlos Saladrigas hasta que finalmente, de nuevo se alían a Batista después del 10 de Marzo.

La Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) surge en 1939. Todavía los comunistas siguen teniendo una fuerte incidencia en el organismo, si bien su influencia ha ido decreciendo hasta casi desaparecer posteriormente, en gran medida por su oportunista accionar partidario. La Constitución de 1940 incorpora medidas a favor de los trabajadores que todavía pueden considerarse revolucionarias y mucho más avanzadas que las que prevalecen en otros países del Continente.  Los derechos laborales consagrados en la Carta Magna otorgan impulso al movimiento obrero que crece con notable celeridad y vigor no obstante que asoman divisiones en su seno. Para entonces,  los comunistas han perdido el control del organismo obrero que pasa a manos de Eusebio Mujal a través de una serie de acciones, algunas de cuestionable legalidad.

El  10 de Marzo pronto divide a la cúpula obrera en batistianos y antibatistianos. Mujal se entrega y con él a su CTC en brazos de Batista.  Surgen hasta 3 centrales sindicales: la CTC mujalista; la CGT, de Angel Cofiño y Vicente Rubiera, líderes respectivamente de los poderosos sindicatos de Plantas Eléctricas y de los telefónicos y la corriente comunista ya venida a muy a menos al frente de la cual figura el sempiterno Lázaro Peña.  A despecho de las pugnas divisionistas el movimiento obrero continúa creciendo, convirtiéndose en el más poderoso de la región con medio millón de trabajadores organizados, decenas de federaciones y cientos de sindicatos.  Y pese a la represión del régimen, tienen lugar algunas huelgas, siendo la más notoria la llevada a cabo con éxito en el sector bancario acaudillada por los jocistas Reynol González y Fernando Mena y el ortodoxo José María de la Aguilera.

Volviendo a la secuencia del relato de Eduardo, el primero de enero lo encuentra convertido en un joven y fogoso pero ya muy reconocido dirigente del movimiento obrero.  Para este al igual que para el país parecen abrirse de par en par las puertas de una sociedad más justa. La obra recrea la celebración de un hecho histórico:  el I Congreso Revolucionario que marca la declinación definitiva de la influencia comunista. En representación de 33 federaciones y un millón  y medio de trabajadores, la cuarta parte de la población de Cuba, la llamada “corriente humanista” aporta 2 mil 490 delegados, frente a solo 265  la candidatura roja. 

Pero el sueño no tarda en desvanecerse. Pronto termina la luna de miel con el gobierno. Si bien David Salvador pasa a presidir la CTC, la mayoría de sus dirigentes es escogida por Fidel Castro entre sus servidores más incondicionales.   No pasa mucho tiempo sin que se produzcan depuraciones de los desafectos. La decepción lleva a algunos a refugiar su desencanto en el seno de sus hogares.  Pero otros, entre estos Eduardo, retoman el camino de la lucha política y recogen la bandera de los  ideales traicionados. En el traumático proceso que sigue unos perderán la vida, otros irán a prisión, aquí tenemos hoy algunos de quienes pudieron sobrevivir a las visicitudes y horrores de la cárcel. Eduardo pasa a militar en el Movimiento Revolucionario del Pueblo liderado por Manuel Ray, Reynol González y otras figuras que por identidad ideológica, comparten el anhelo de rescatar el ideal de la Revolución Humanista.  Solo marchará al exilio cuando ya su situación en la isla se vuelve peligrosamente insostenible.

Eduardo recrea el proceso a través de algunos de sus personajes principales. De Fidel Castro, pone de relieve su confusa y contradictoria formación ideológica donde confluyen conceptos fascistas, nacistas y marxistas.  Una confusa mezcla que encuentra un punto de coincidencia en el control absoluto del poder político, militar y represivo y a través de él, del poder económico y social y de la vida misma de los ciudadanos en todas sus manifestaciones, sumado a una ambición y un ego que no conoce límites y que lo convierte en una versión ampliada y perfeccionada del clásico mandón latinoamericano.

Nos recuerda los que abonaron con su sangre el sueño de libertad como Frank País y José Antonio Echevarría y aquellos otros sobre cuyas muertes se sigue especulando,  aunque Eduardo expresa su firme convicción de que fueron asesinados por “órdenes superiores”, tales Camilo Cienfuegos y Félix Lutgerio Pena.  De Huber Matos y Gutiérrez Menoyo, resalta la dignidad con que soportaron el duro cautiverio y su indomable espíritu de lucha, vivo aun en el primero y que mantuvo hasta el final el segundo.

En la otra acera aparecen Ramiro Valdés el brutal y feroz represor que caracteriza al régimen en contraste del siempre relegado Juan Almeida, “el negro bueno”, a quien no se le atribuyen manías persecutorias.  

Al argentino Guevara, convertido en póstumo ícono de una revolución de la cual fue extrañado,  lo presenta en toda la desnuda realidad de su interminable historial de errores, desde la equivocada estrategia del “foquismo” que tiene como respuesta la implantación de feroces dictaduras en todo el ámbito suramericano para reprimir las guerrillas y grupos terroristas hasta la penosa aventura boliviana. Aquí culmina su errático andar en la forma menos gloriosa, cuando a diferencia de los muchos opositores a los que envió al paredón y enfrentaron la descarga homicida con heroicos gritos de Viva Cuba Libre, Viva Cristo Rey,  implora de sus captores una clemencia que nunca practicó con un pedido angustioso “Yo soy el Che Guevara. Valgo más vivo que muerto”.

El exilio es para Eduardo una prolongación de la lucha.  Pasados los primeros tiempos de adaptación y apremios de subsistencia, se radica en Venezuela y promueve creación del Centro de Formación Sindical en 1962 y dos años más tarde, de Solidaridad de Trabajadores Cubanos, que ya había tenido su origen en Cuba.

Pero también le abre nuevos horizontes a sus condiciones naturales de dirigente y su continua preocupación por el destino de la clase obrera. A insistencias del inolvidable sindicalista argentino Emilio Máspero, tan vinculado a la causa de los cubanos, Eduardo, a través de la CLAT,  la UTAL y la Confederacion Mundial del Trabajo  proyecta  su liderazgo cada vez con mayor amplitud en el  movimiento obrero continental, logrando alcanzar los niveles de prestigio y reconocimiento que ha ido cosechando a lo largo de su infatigable  cruzada.

No olvida por ello la marcha del movimiento sindical en Cuba y da seguimiento a la celebración de posteriores Congresos de una CTC totalmente desdibujada de su papel como representante de la clase trabajadora y guardiana celosa de sus derechos. Por el contrario, su dirigencia, convertida en servil instrumento del gobierno,  va avalando en forma vergonzosa la entrega y supresión de todas las conquistas logradas anteriormente.

El propósito que anima de celebrar un Congreso Unitario con la participación de los dirigentes sindicalistas independientes en Cuba, fracasa por la negativa del gobierno castrista a otorgar a estos los permisos de salida correspondientes.  El evento se lleva a cabo sin su participación en la histórica ciudad de Montecristi, en  República Dominicana, donde Solidaridad ha encontrado amplia acogida y apoyo por parte de la Confederación de Sindicatos Autónomos Clasistas, que preside su histórico dirigente Gabriel del Río y que agrupa la mayor cantidad de sindicatos del país.  El gobierno dominicano es representado por su Ministro de Trabajo, Rafael Albuquerque, bajo cuya conciliadora gestión no se ha registrado una sola huelga obrera en una década.  Mensajes de José Oswaldo Payá, Gustavo Arcos y Elizardo Sánchez Santa Cruz dan mayor sentido y presencia de cubanía al evento.

El libro de Eduardo contiene algunos aspectos a los que ha querido dar especial relevancia, sustrayéndolos del contexto general para dedicarle espacios específicos.  Un breve resumen de estos para finalizar una exposición que ya ha sido excesivamente prolongada y ha abusado de la tolerancia de los presentes.

De la JOC el autor destaca la incidencia que tuvo en el movimiento obrero y en la vida pública del país.  Asimismo de otros organismos de inspiración católica salieron figuras jóvenes de tanta valía como Angel del Cerro, Andrés Valdespino, Amalio Fiallo  y los hermanos Muller, Arnoldo y Juan Antonio, quienes sufrieron y sobrevivieron al rigor de la prisión  y se mantienen en pie de lucha.

En justicia rescata en  la activa intervención que desde los mismos inicios del sindicalismo, ha tenido el movimiento anarquista y su oposición al castrismo.

Reconoce la importante labor de los intelectuales como clase trabajadora, puesta de relieve por los empeños y tenacidad del inolvidable Mario Villar Roces y Siro del Castillo y de los que se han celebrado cinco Congresos.

Nos recuerda que en la Cuba que perdimos existía una elevada dosis de racismo, vagidos postreros del pasado esclavista.  Una situación que sin embargo aún persiste en forma más acentuada si echamos mano a estadísticas de la prestigiosa Universidad de la Florida, revelando que en una población donde negros y mulatos representan el 60 por ciento, sólo el 5 trabaja en el sector turístico, la cuarta parte en cargos estatales y apenas el 3 por ciento es universitaria.  Superar esa torcida cultura de discriminación étnica es uno de los retos que deberá enfrentar  la  Cuba del futuro.

Para la mujer, tiene también  reconocimiento especial y merecido. Son miles las que han pasado por las ergástulas castristas. Decenas de miles, madres, esposas, hijas, novias las que han sufrido el dolor del ser querido fusilado,  encarcelado u obligado a un exilio involuntario.  Incontables las que dentro, como las Damas de Blanco y fuera de Cuba, son incansables luchadoras por la libertad, dignas descendientes de Mariana Grajales.

No ha sido remiso el autor en exaltar méritos ajenos.  A todo lo largo de su libro se prodiga la mención de sus compañeros de lucha en los distintos eventos en que han compartido riesgos,  glorias y amarguras.  Al libro,  sirve de remate el perfil individual que nos ofrece de muchos de ellos y otros  que en algún momento han estado asociados a su incansable batallar.

Particular mención para un evento de gran repercusión histórica y humana, en que figuró como activo protagonista,  como lo fue el Diálogo.  Satanizado en sus comienzos por los grupos más  recalcitrantes del exilio, Eduardo y quienes compartieron valerosamente ese esfuerzo haciendo caso omiso de todo género de críticas tan ofensivas como injustas,  lograron no solo la libertad tres mil 600 presos, muchos condenados a largas penas, sino también la acogida en distintos países, en particular Venezuela, de la mayor parte de ellos y sus familiares.

El papel estelar de la Iglesia es también  puesto de relieve en la obra. El autor recuerda la ya distante Pastoral “El Amor todo lo Puede”, la crítica más razonada y contundente en contra del régimen desde dentro de Cuba en 1993, un período en que todavía la Iglesia era objeto de fuerte hostilidad y limitaciones por parte del gobierno; la histórica visita de Juan Pablo II reclamando que “Cuba se abriera al mundo y el mundo a Cuba” y exaltando los valores de la libertad; la posterior del renunciante Benedicto XVI y ahora el mas reciente y contundente mensaje eclesial “La Esperanza no defrauda” reclamando al gobierno cambios significativos y poniendo énfasis en el reconocimiento de los derechos humanos y el de los cubanos a decidir su destino.  Ya antes la gestión mediadora junto con el gobierno español que logró la liberación de los 75 condenados injustamente a más de mil 400 años de prisión, incluyendo varios líderes sindicales independientes, entre estos nuestro compañero Pedro Pablo Alvarez, presente en esta actividad, había otorgado a la Iglesia a nuestro juicio y creo que al de Eduardo también, un papel estelar y posiblemente de definitiva importancia en el inevitable camino hacia la democratización de Cuba.

El libro de Eduardo es un canto a la esperanza, un llamado a la continuidad de la lucha. Una lucha que no es solo por Cuba. Hoy  precisamente se celebra un aniversario del derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez en Venezuela.  En ese hermano país, refugio de tantos cubanos y sede principal de Solidaridad en el exilio, que fue ejemplo de democracia,  se ha registrado un proceso de grave involución política con un gobierno que sigue los dictados y los pasos del régimen cubano y que ha ido cercenando cada vez más los derechos fundamentales de su pueblo.  La vela encendida que plantea Eduardo a despecho del tiempo, esfuerzos y sinsabores  vale por ambos.  De hecho por todos los pueblos de mundo que sufren opresión.

Por la Cuba de Martí, “con todos y para el bien de todos”; por la Venezuela del Libertador Bolívar, símbolo de lucha contra toda dictadura; por la clase trabajadora y por los ideales de libertad, democracia y justicia social para todos los pueblos del mundo, siempre con la firme esperanza de la victoria porque como reza el título del libro de Eduardo “No hay sacrificio en vano”.

Gracias una vez más a todos por su generosa atención.

martes, 7 de enero de 2014

LA DESTRUCCION DEL SOCIALISMO


En la extrema izquierda española tienen ideas muy desacertadas sobre la realidad de Cuba

Días atrás estuvieron de visita en Cuba los señores José Luis Centella, secretario general del Partido Comunista Español (PCE), y Cayo Lara, coordinador federal del movimiento Izquierda Unida. La ocasión fue aprovechada por los “socialistas del siglo XXI” para realizar una mesa redonda internacional de TeleSur.

En  los enfoques de esos camaradas se echó de menos no ya una discrepancia, sino hasta un simple matiz diferente en lo planteado por uno y otro. La emisora chavista, para informar a sus oyentes sobre la situación actual de España, se dio —pues— el lujo de recurrir a dos representantes de un mismo movimiento extremista y minoritario, obviando cualquier enfoque discrepante que pudiera provenir de sectores más representativos de esa sociedad.

El pasado jueves, uno de los visitantes —Centella— opinó también con respecto a nuestro país en el periódico oficialista Granma. “En torno a Cuba y los derechos humanos” es el título de su artículo de una página publicado allí. En ese trabajo, el líder comunista hispano empieza con un ataque a los “personajes de la llamada disidencia interior” que visitan la Península.

De inmediato, hace un reconocimiento digno de interés: “Cuba ni es el paraíso ni ha resuelto todos sus problemas”. ¡Qué eufemismo! ¡Mira que decir que nuestro país no se han solucionado las dificultades, cuando lo que ha caracterizado este medio siglo largo de castrismo ha sido precisamente su capacidad prodigiosa para crearles problemas de todo tipo a sus desdichados súbditos!

Centella afirma que, conforme a los datos de la ONU, entre los Objetivos de Desarrollo del Milenio alcanzados por Cuba está el de “erradicar la pobreza extrema y el hambre”. Dice esto en un país en el que la generalidad de los salarios, según cifras oficiales, equivale a menos de un dólar diario, límite de la pobreza extrema reconocido internacionalmente.

En definitiva, el autor del artículo recorre los mismos caminos trillados que la propaganda castrista cada vez que habla sobre derechos humanos: Todo se centra en la salud pública y la educación. Asimismo, y aunque resulte sorprendente refiriéndose a Cuba, el escritor extranjero se atreve a mencionar el “derecho a una alimentación adecuada”.

En su largo trabajo, el señor Centella no alude ni una sola vez a los llamados derechos de primera generación. En realidad, esto no constituye nada novedoso. Desde los tiempos de Carlos Marx, el tema de las libertades de los ciudadanos para expresarse, asociarse o desfilar con libertad jamás ha merecido una línea en los extensísimos escritos de los teóricos de la secta. Sí se han pronunciado al respecto los llamados “eurocomunistas”, pero el líder del PCE prefiere no tocar el tema cuando habla de Cuba.

En el párrafo final del artículo, el “pericón” hispano hace un nuevo reconocimiento: “Con todas las limitaciones, con todos los problemas, con todos los errores que se puedan cometer, la clave está en reconocer que en Cuba, la economía y la sociedad están en función del interés general, del interés del ser humano, y no en función del beneficio económico de unos pocos…”.

A esta discutible afirmación sigue el cierre con broche de oro: “Que cada cual le llame como quiera. Algunos le seguimos llamando construcción del socialismo”. Confieso que, con esta frase, Centella me hizo recordar mis lejanos tiempos de estudiante universitario. Todos los catecismos del marxismo leninista (que había que deglutir para terminar la carrera) hablaban de las inmensas posibilidades que el nuevo régimen abre para el desarrollo impetuoso de la sociedad.

Según la teoría, el socialismo (que tenía que ser construido) equivalía a industrialización y desarrollo. Su ley económica fundamental es —se dice— la de “la satisfacción cada vez más completa de las crecientes necesidades de la población”. Por supuesto que Centella, como buen “pericón” viejo, sabe todo eso al dedillo. También supongo que, como político bien informado, esté al tanto de las realidades de Cuba, el país que está visitando ahora mismo.

Se imponen algunas preguntas: ¿Desconoce él la involución experimentada por la Isla en los últimos decenios! ¿Ignora que en la que antaño era “la azucarera del mundo” se ha reducido de modo dramático la producción del dulce! ¿No sabe que lo mismo sucedió en otras ramas de la economía! Entonces, en vez de escribir sobre “construcción del socialismo”, sería mejor que reconociera que, en el contexto de Cuba, ¡en realidad resultaría más acertado hablar de “destrucción del socialismo”!

La Habana, 6 de diciembre de 2013


René Gómez Manzano

Abogado y periodista independiente

lunes, 6 de enero de 2014

Agricultura cubana: Menos frijoles, papa, plátano y leche en el 2013

Por : Wilfredo Cancio Isla

 La cosecha de papa se desplomó un 16 por ciento durante los nueve primeros meses del año.
La producción agrícola cubana sigue en un callejón sin salida, obligando al gobierno de Raúl Castro a invertir cuantiosas sumas en la importación de alimentos tras la debacle en las cosechas de papa, frijol y plátano, y en las entregas de leche durante el año que termina.
El más reciente informe de la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONE) refleja una alarmante caída de la producción agrícola no cañera en un 2,6%, y la distribución de 5,1 millones de litros de leche menos. Aunque las cifras reflejan el flujo de la producción agropecuaria entre enero y septiembre del 2013, la tendencia es irreversible cuando se computen los resultados anuales.

La Comisión Agroalimentaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento), que sesionó la pasada semana, analizó los bajos índices productivos en cultivos fundamentales para la canasta familiar y la cobertura básica de las necesidades alimentarias de los cubanos.

Según reportó ante el Parlamento el viceministro primero de la Agricultura, Julio García Pérez, sólo para suplir el déficit de frijol y leche que enfrentó el país por los incumplimientos productivos, el Gobierno cubano tuvo que invertir unos $40 millones de dólares adicionales.

Reformas estancadas

“Si no producimos, no podemos avanzar”, sentenció Raúl Castro en una de las sesiones parlamentarias sobre la necesidad de aumentar la capacidad productiva y reducir las importaciones.

Las reformas impulsadas en la agricultura desde el 2008 no parecen estar dando los dividendos que el gobierno esperaba.

Las estadísticas ponen al descubierto la incapacidad de la agricultura cubana para estabilizarse y suplir las importaciones de alimentos, a pesar de los ingentes esfuerzos y medidas gubernamentales para estimular a los productores. Cuba invierte más de $2,000 millones de dólares anuales en la adquisición de productos alimentarios.

La producción general de viandas disminuyó en 158,4 millones de toneladas. Los mayores desbalances se evidenciaron en la cosecha de plátano, con un desplome del 33%, y en la de papa, con una reducción del 16%.

En cuanto al frijol, la merma productiva fue del 6%.

Catástrofe citrícola

Los crecimientos se produjeron en las cosechas de boniato, malanga, yuca y hortalizas. Otros decrecimientos significativos se reportaron en las entregas de ajo, cebolla, melón y col.

En lo que constituyó una verdadera catástrofe por tercer año consecutivo, los cítricos se redujeron a las 66,8 millones de toneladas, un desplome del 27 % con relación a los primeros nueve meses del pasado año.

Respecto a los frutales, el retroceso general fue del 7%, con crecimientos discretos reportados sólo en las producciones de piña y guayaba.

La raquítica producción de frutas ha estado en el foco de la máxima dirección del Gobierno. El pasado octubre, Raúl Castro asistió a un encuentro de cooperativas de frutales en Bejucal, provincia de Mayabeque, para estimular a los cosecheros.

En general, el informe de la ONE registra una mayor eficiencia productiva en casi todos los índices alcanzados por los sectores privados y cooperativos, que los reportados por el sector estatal.

Más carne, pero menos leche

En el caso de la ganadería, se reporta un crecimiento del 9,4%, con mayores entregas de carne de ganado vacuno (86.000 toneladas) y de carne porcina (140.000 toneladas), y una ligera disminución en la producción de carne de aves en 1.000 toneladas, aunque hubo un alza en la producción de huevos hasta las 1,558 millones de unidades (1.2% de crecimiento).

Sin embargo, lo más preocupante para el sector ganadero son las limitaciones persistentes de la producción de leche, que se quedó en 365 millones de litros. El rendimiento promedio diario por vaca es de 3,3 litros, lo que también marcó un leve descenso respecto al 2012.

Los problemas de la producción y distribución lechera siguen siendo una piedra en el zapato de la economía nacional. En un discurso de julio de 2007, Raúl Castro prometió garantizar un vaso de leche en la mesa de todos los cubanos, pero el pronóstico es aún una asignatura pendiente de su mandato.

El Parlamento discutió la necesidad de pagar mejor los precios de la leche a los campesinos y de realizar un proceso de acopio del producto con mayor eficiencia.

Con vistas a estimular la producción agropecuaria, el Gobierno cubano anunció este año una nueva política de comercialización de productos agropecuarios, iniciada en las provincias de La Habana, Artemisa y Mayabeque. La iniciativa busca mantener precios de acopio centralizado para productos como arroz, frijoles, papa, malanga, boniato, cebolla, ajo y tomate.

Los mercados agropecuarios trabajarán en lo adelante bajo dos modalidades: los que son administrados por el Estado, con facultad para operar en igualdad de condiciones al resto de los establecimientos; y los gestionados por cooperativas agropecuarias.