Algún día los cubanos tendrán un guiñol de sátira política, en el que la actualidad nacional sea diseccionada a través de las frases poco inteligentes, los gestos altisonantes y las declaraciones desatinadas de los políticos
México DF | 09/02/2012
Cuando miraba el programa en Francia de “Los guiñoles de la información” (Les Guignols de L´info)
en su programación de lunes a viernes a las 7 de la noche, además de
disfrutar del humor siempre inteligente pensaba en el día en que los
cubanos tendríamos un guiñol de sátira política en el que la actualidad
nacional fuese diseccionada a través de las frases poco inteligentes,
los gestos altisonantes y las declaraciones desatinadas de los
políticos.
La Conferencia me ha parecido un primer guión para nuestros próximos guiñoles televisivos[1].
Primera sección del programa
Aparecen
numerosos delegados en la consulta del otorrino-laringólogo, donde un
equipo de médicos les destupen los oídos para que puedan oír y “les
presten debida atención a las quejas y denuncias planteadas por la
población”.
Seguidamente
aparece una enorme oreja presidiendo los emblemas de la conferencia y
todos los delegados con los oídos limpios, tapándolos con las dos manos
porque después del “destupe” sienten demasiado ruido “ambiental”.
En
la siguiente escena entra una delfina muy inquieta con su “sustancial”
intervención de proponer la palabra “diálogo” para que se incluya en
alguna frase del nuevo documento “sagrado”, otro joven delegado pide
aceptar en las filas del PCC y de la UJC solo a los jóvenes que
demuestren ser incondicionales al presidente de turno porque en él se
encarna la Revolución la Patria y el Socialismo, —todos estos términos
se miran muy confundidos los unos a los otros porque se resisten a
encarnar en una sola persona y discuten entre ellos—, un vicepresidente
del Consejo de Ministros se pregunta cómo hacer para que la población se
enfrasque en el cumplimiento de los Lineamientos y otro vicepresidente
apoya el asunto “medular” pero nadie encuentra la fórmula mágica y por
lo pronto todos tienen un gran signo de interrogación en sus cabezas.
Hacen
entrar a “la Crítica” y ésta muy inquieta busca “la manera correcta” de
pronunciarse hojeando los discursos del Presidente pero tiembla del
miedo a equivocarse, después duda si debe intervenir frente a un
micrófono o ir al baño a disertar porque tiene que escoger “el lugar
adecuado” y mira el reloj desesperada para preguntarse si se acerca o no
“el momento oportuno”.Tantas condiciones se le exige que se siente
demasiado estresada, abandona los discursos en un rincón y vuelve frente
a un micrófono para disculparse por no hacer uso de la palabra. Días
después inventa una canción, o un corto cinematográfico, o cuelga en su
blog su reflexión y decide tener la libertad de pensar con “cabeza
propia”.
Segunda sección del programa
Llaman
entonces a “El trabajo ideológico” un anciano enjuto muy magullado por
todo lo que le han pedido hacer en 53 años, protestando porque no lo
dejan descansar, le piden las formulas mágicas sin ser mago y lo
responsabilizan por los disparates de todos los demás. Viene vestido de
muy mal gusto, similar a las propagandas que le obligan a hacer con los
grandes “líderes” y las masas de telón de fondo difusas y sin rostros.
Al menos el “realismo socialista soviético” ponía en primer lugar de su
propaganda a campesinos y obreras con una belleza griega aunque por
encima de todos apareciera la figura de Stalin de cuerpo completo
dirigiendo desde el Olimpo. Acá “las masas” no tienen rostro. Aparecen
en escena muchos cubanos y cubanas sin rostro.
El
anciano enjuto que no se retira a pesar de su cansancio —porque la
jubilación no le alcanza para comer— pide varios “sin rostro” como
asistentes para decir y hacer lo mismo que ha hecho durante medio siglo,
porque apesadumbrado confiesa que la imaginación la perdió en los
tempranos años de los 60. Con la ayuda de sus asistentes diseña un
enorme embudo nacional donde coloca los discursos de los dirigentes del
Partido, un embudo conectado directamente a las cabezas de once millones
de habitantes y el anciano se entusiasma con su nuevo invento.
“Todo
está escrito sólo hay que cumplirlo”, reza la consigna de la escena en
la cual los delegados revisan todos los documentos de los anteriores
Congresos y/o las sagradas escrituras del PCC, la mayoría no para de
estornudar por el polvo, mientras otros delegados aprovechan para
dormitar y hasta se oyen ronquidos, convencidos de que releer los
“documentos” no los va a resucitar.
En
la próxima escena, aparece una maestra con una gruesa regla en la mano
palmeándola, y está rodeada por todas las organizaciones de masas y la
UJC. Les entrega una hoja con las orientaciones precisas y vigila que
nadie se salga del guión ni en lo que dicen ni en lo que hacen so pena
de recibir un fuerte reglazo.
Tercera y última sección del programa
Aparece
un presidente regañón —cual anciano de la tribu defendiendo los
rituales imperecederos para no sucumbir como tribu—, a la vez que
desempolva un documento “engavetado” de hace 40 años —que lo hace
estornudar también—, para citar a su hermano y constatar que nada de lo
escrito se ha cumplido y nadie sabe por qué, pero el presidente sigue su
regaño. “La democracia liberal es el ‘coco’ que viene con el saco y se
los lleva todos los que no se tomen la sopa del partido único”
—parafraseando a la niña filósofa Mafalda—. Luego regaña porque se han
hecho expectativas de cambios con la Conferencia y él no ha dado el
permiso de tener expectativas a nadie, sentencia —la cámara enfoca a los
delegados a quienes se les estruja la cara.
Entra
Martí encogido de hombros tratando de entender por qué lo acusan de
haber creado un solo partido. Si hubiera creado dos le hubieran acusado
de bipolar y si tres, tripolar. Con un rostro de asombro se dice que no
acaba de entender a los que lo citan, porque eso de pedirle la creación
de varios partidos a un solo hombre es más un síntoma de locura que de
un pensamiento sensato.
Entran a escena dos columnistas del Havana Times y
le dicen al Presidente “cometimos el disparate político de refrendar
constitucionalmente la concesión del poder supremo a un partido único.”
“Lo importante ahora es corregirlo para (ver si conseguimos) que el
timón de la nación caiga finalmente en manos del pueblo auto-organizado”
y otra columnista reflexiona “decir que el pluripartidismo hace parte
de la demagógica democracia representativa, donde solo unos pocos toman
las decisiones de los destinos de muchos”… “Y yo me pregunto, en este
último tópico, dónde está la diferencia o todavía vamos a estar
argumentado nuestro curioso sistema electoral”.
Usted
“hizo mucho hincapié en la campaña mediática y mercenaria de la llamada
prensa libre, al servicio de los enemigos de la revolución, y su
intención de divulgar una tergiversada imagen de la realidad nacional”.
Me pregunto, ¿qué vendrá después de esto?, ¿qué métodos para combatir a la prensa alternativa se usarán?
El Presidente saca una caneca del bolsillo y se excusa por un súbito dolor de estómago.
El presentador del programa concluye:
Sin sátira política, tampoco hay crítica social.
[1] Guión elaborado a partir de la reseña del Granma, 29 de enero 2011, de Havana Times y de las palabras del Presidente en el discurso de cierre de la Conferencia del PCC.
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