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domingo, 6 de mayo de 2012

REORDENAMIENTO LABORAL SIN TRANSPARENCIA




Por Oscar Espinosa Chepe

LA HABANA, Cuba, www.cubanet.org –

A casi dos años del anuncio del comienzo de un reordenamiento laboral, y del pronunciamiento a su favor de la Central de Trabajadores de Cuba (CTC), donde se comunicó que un millón trecientas mil de personas, alrededor del 25% de los ocupados, serían reubicados fundamentalmente en el sector no estatal, poco se conoce sobre cómo marcha este proceso para reducir las plantillas infladas en los centros estatales y poder reorganizarlos. Una condición indispensable para elevar la menguada productividad del trabajo y el depreciado salario real.

Según las previsiones iniciales, desde septiembre de 2010 hasta abril de 2011 debieron reubicarse 500 000 trabajadores del sector estatal, lo cual no se cumplió, sin que hasta el momento se conozca oficialmente cuantos en realidad fueron desplazados en 2011 y en cuales ramas de la economía; cifras extraoficiales estiman en 140 000 el número de los desplazados. Para 2012 se supone que el desempleo afecte a 170 000, pero sigue sin saberse en que sectores. Las razones de la ralentización del reordenamiento están en que el desenvolvimiento del trabajo por cuenta propia y la entrega de tierras en usufructo no han marchado de la forma requerida para crear puestos de trabajo para los desplazados del sector estatal.

Las causas fundamentales son los elevados impuestos aplicados a la contratación de fuerza de trabajo por los cuentapropistas en la medida en que se incremente la cantidad de trabajadores, la poca diversidad e importancia de los negocios permitidos, no existir un mercado mayorista y la incertidumbre ante las veleidades de un gobierno que prosigue proclamándose marxista-leninista con las consiguientes implicaciones ideológicas sobre la propiedad privada que de ello se deriva. Igual ocurre con la entrega de tierras en usufructo a plazos de 10 años de tenencia, renovable a otros 10, con carencia de recursos mínimos para trabajar, limitaciones para comercializar las producciones en el mercado, y una carga de reglamentaciones burocráticas que en conjunto no dan seguridad a los agricultores sobre el futuro.

A la falta de transparencia también se unen las características del proceso para realizar los despidos en los centros de trabajo, que hasta preocupa a comentaristas económicos de la televisión, como Ariel Terrero, según han manifestado en sus programas. La racionalización se realiza por “comisiones de expertos”, compuestas por 5-7 personas, de las cuales 3-5 son elegidas “democráticamente” en asambleas de los centros de trabajo, con el evidente propósito de responsabilizar a los trabajadores con el complicado proceso de racionalizar la fuerza de trabajo, cuando se trata de una tarea compleja y requiere conocimientos técnicos. La comisión siempre está integrada por un delegado representante de la administración y otro del amaestrado sindicado, para hacer una selección supuestamente sobre la base de la “idoneidad demostrada”, para ser presentada a la dirección de la empresa o unidad presupuestada, donde será tomada la decisión definitiva. A nadie escapa lo que eso significa en Cuba, y el peligro latente de que el clientelismo político tenga un papel muy importante en la selección de las personas a reubicar.

Reconocidos expertos, que desempeñaron cargos oficiales importantes durante muchos años, han expresado preocupaciones sobre este esquema masivo de despido, cuando no se basa en un estudio técnico de organización del trabajo. Es el caso del Dr. Lázaro González Rodríguez, exviceministro del Trabajo, quien en octubre 2010 publicó en un blog lo siguiente: “El 90% de las normas de trabajo (en Cuba) son elementales. Las empresas y demás entidades, en su inmensa mayoría, no han realizado durante los últimos años estudios de organización del trabajo y, por tanto, cualquier balance de cargas y capacidades es erróneo…Durante los últimos 20 años no se han preparado técnicos en organización del trabajo ni se le ha prestado atención a esta disciplina”.

Indudablemente motivos no le faltan al analista Ariel Terrero para dudar sobre la transparencia con que se está ejecutando el proceso de reordenamiento laboral.

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